Larry M. Silverberg y Chau Tran
desarrollaron hace veinte años un sistema de simulación informática para
calcular cuál era la forma óptima de lanzar un tiro libre: posición
inicial (dependiendo de la altura de quien lanza), ángulo, fuerza/velocidad,
efecto de rotación hacia atrás… Todo queda perfectamente determinado según las
leyes físicas en el preciso instante q en q el balón sale de los dedos de quien
lanza
Introduciendo los datos y fórmulas en
el ordenador simularon millones de lanzamientos en 3D con pequeñas variaciones,
anotando los resultados. Las conclusiones fueron variadas y casi siempre
coincidían con la experiencia de jugadores y entrenadores, pero no siempre
Suponiendo que el balón sale a 7 pies
(2,13 m) de altura…
El mejor ángulo son 52 grados.
Eso hace q la velocidad sea la mínima necesaria para llegar al aro y mejora la
precisión (de hecho hay un margen de error de un grado arriba o abajo en el
ángulo de lanzamiento y el balón seguiría entrando por el aro)
Lo más complicado es calcular la
velocidad exacta para q el tiro no se quede corto ni se vaya largo. Es el
factor q más hay q entrenar para q sea siempre lo más parecido posible
La fuerza exacta q se imprima al balón
hace q llegue hasta la parte más alta del tablero en el punto más alto
de su trayectoria (3,95 m)
La cantidad de rotación hacia atrás
óptima q hay q darle (también conocida como backspin) son 3 herzios (“vueltas
x segundo”)
Conviene apuntar a la parte
trasera del aro más q a la delantera; en caso de falta de precisión el
error se “repara sólo” mejor con ese tipo de fallo
Con todas estas premisas, ¡a comerse
el mundo en el campo de juego!