domingo, 18 de julio de 2021

oCHaTe, eL PueBLo MaLDiTo…


 Para los amantes del misterio, fanáticos de programas como “Cuarto Milenio” o el ya extinto “Milenio 3”, este pueblo, Ochate, era una visita obligatoria. Caritina y yo q somos muy fans de estas cosas y de Iker Jiménez, aprovechamos el viaje a Vitoria para hacer una parada en este misterioso pueblo, a 20 escasos kilómetros de la capital alavesa y en pleno Condado de Treviño

Nos recorrió un escalofrío al ver x vez primera la torre de San Miguel desde las afueras del pueblo de Imiruri. Seguimos x un pequeño camino de tierra hasta un punto en el q ya no se podía seguir adelante con el coche. Esos pocos metros los hicimos caminando x el sendero q conducía al pueblo, dejando a los laterales varios campos de trigo. Ir con Caritina era especial y el hecho de q nos saliese un pájaro de entre las espigas doradas, nos dio el primero de los sustos… Jajaja, menudo grito pegó Caritina y yo con ella al no esperarme esa reacción

La entrada al pueblo está cerrada x una alambrada, abrimos la puerta y acto seguido la cerramos de nuevo, no se fuera a escapar el gato… Seguimos un sendero q conducía a la torre, el único edificio q queda en pie en este pueblo, mientras q del resto solo quedan algunas paredes de lo q en algún día albergaron las viviendas de los escasos habitantes del pueblo

Nuestra primera parada fue la torre, como no… Allí nos fuimos acercando poco a poco, rodeándola y viendo el acceso para entrar en ella. Pensaba q habría quizás alguna escalera para poder subir a lo alto del campanario, pero no, solamente se puede entrar al pequeño espacio cuadrangular y contemplar los grafitis de la gente y mirando hacia arriba, las escasas tablas q en su día fueron el suelo para poder ascender a lo alto. Nada más…

Aquí nos empezamos a realizar fotografías y algún video. Nuevamente Caritina me dio un susto al pegar un grito cuando estábamos en el interior de la torre. Un plástico q colgaba de una de las tablas fue el responsable…

Estuvimos descansando a los pies de la torre, sentados sobre una piedra. En ese momento no había nadie alrededor, solamente estábamos nosotros en ese paraje y los dos fuimos testigos de algo q cayó de la torre y un grito leve, pero un grito. Caritina y yo nos miramos y yo me levanté de la piedra, x si acaso… No le dimos mayor importancia

La siguiente visita fue a la ermita de Burgondo. No sabíamos muy bien donde se encontraba, pero sabíamos q estaba en lo alto de la colina. Hasta allí q fuimos. Cuando la localizamos flipamos x el estado en el q se encontraba, pues desde q se quemó en el año 1983, no se decidió restaurar y su estado es deplorable, una pena la verdad. Sus muros están venciendo las fuerzas de sus sillares y es más pronto q tarde q se caiga x completo el único arco de medio punto q aun queda visible. El lugar ha sido profanado, hay restos de rituales satánicos, grafitis… Pero el lugar es un enclave precioso x las encinas q lo rodean dejando una fresca sombra para el descanso, en un día en el q el sol calentaba de lo lindo. Repusimos fuerzas comiendo regalices y un Red Bull

La siguiente parada era la necrópolis, un espacio con algunas tumbas antropomórficas q no ubicábamos muy bien, nos guiamos x las fotos de “Google Maps” y la pericia de Caritina, q las “ubicó” mediante la forma del corte de la montaña. Según el “Google Maps” se encontraban cerca de la torre de San Miguel, pero más tarde nos dimos cuenta q no, q se encontraban al otro lado del río… Así q con el GPS dándonos las instrucciones, nos pusimos en marcha bajando la ladera hasta la torre de nuevo. Cuando llegamos a la planicie donde se encontraba la torre, Caritina decidió hacer una videollamada para contar a unos amigos donde se encontraba. Acertaron de pleno, pues también les gusta el misterio y lo conocían. Cuando Caritina se iba acercando a la torre y se disponía a entrar en ella, yo q estaba detrás fui lentamente para darle un susto x detrás mientras le agarraba la pierna, pero un segundo antes de hacerlo, el GPS perdió conexión e hizo un sonido de q no disponía de cobertura. En ese mismo instante, la videollamada de Caritina también se cortó…

Estábamos al aire libre, solamente íbamos a entrar a la torre, pero los dos dispositivos electrónicos perdieron la conexión… ¿Misterio? Quizás, no sabemos. Lo q si sabemos es q hacía muchísimo calor y no pudimos encontrar la necrópolis, x lo q nos fuimos sin hallarla… Quizás en otra ocasión podamos encontrarla

Para los amantes del misterio, este pueblo sufrió tres epidemias en apenas escasos años, en 1860, en 1864 y en 1870 de tifus, viruela y cólera respectivamente. La más mortífera fue la última, pues hubo tantos cadáveres q no cogían en el cementerio, tuvieron q enterrarlos en las laderas del pueblo. Un dato curioso es q las epidemias solamente afectaron a este pueblo y no a ningún otro de los alrededores. El último habitante de Ochate abandonó el pueblo en 1936. El pueblo volvió a ser conocido x las supuestas luces q se avistaron en la década de los 80 y las psicofonías q se han grabado en el lugar de mujeres y niños q gritan “Kanpora” (“fuera” en vasco) o “Q hace aun la puerta cerrada?”