sábado, 28 de agosto de 2021

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 La triatleta gallega Susana Rodríguez, de 33 años, y su guía Sara Loehr se han coronado campeonas paralímpicas de triatlón, en la clase PTVI de discapacitados visuales, en la prueba disputada en la bahía de Odaiba de Tokio. Rodríguez nació con una discapacidad visual provocada x el albinismo. Con esta medalla culmina el sueño q empezó hace cinco años en Río, donde acabó quinta. Desde ahí se propuso llegar a estos Juegos Paralímpicos en su mejor forma física y conseguir lo q ahora ha llegado, el oro soñado

Ambas dominaron la carrera (750 metros de nado, 20 km de ciclismo y 5 km de carrera) de principio a fin, a pesar del intenso calor q reinaba en la bahía de Odaiba, con una sensación térmica de 34 grados centígrados y una humedad del 86%. Del agua salieron primeras, en la bicicleta impusieron un ritmo frenético q las afianzó en cabeza y en la carrera a pie siguieron ampliando su diferencia para parar el cronómetro en 1h 07m 15s. La plata fue para las italianas Anna Barbaro y su guía Charlotte Bonin mientras q el bronce se lo llevaron la francesa Annouck Curzillat y la guía Celine Bousrez

“Es una pasada, no se puede explicar con palabras lo q sientes en el podio. Es increíble, tienes el corazón en un puño. Es el momento en el q te lo empiezas a creer”, ha confesado la triatleta gallega q admite lo estresante q ha sido la preparación. “Ahora intentaré relajarme y tratar de recuperar las piernas. Necesito mantener la calma, xq esta situación (ganar el oro) me dio mucha adrenalina”. Con este triunfo, Rodríguez amplia un palmarés q incluye un campeonato de Europa (2019) y tres del mundo (2012, 2018 y 2019), así como un diploma paralímpico en los Juegos de Río de Janeiro 2016 con un quinto puesto junto a su guía en aquel momento, Mabel Gallardo

Rodríguez no entiende su vida sin sus dos grandes pasiones: el deporte y la medicina. Se diplomó en fisioterapia en Vigo y posteriormente decidió profundizar en el cuidado y preparar el MIR (médico interno residente) para trabajar como médica interna residente de medicina física y rehabilitación. Esto lo compaginaba con el sueño de poder representar a España en unos Juegos Paralímpicos

Sin embargo, sufrió un duro revés en Pekín 2008, cuando el equipo de atletismo decidió prescindir de ella a pesar de tener marca. “Al principio me pareció muy mal. Pero pensé q debía buscarme una vida alternativa y empecé a estudiar Medicina. No creo q hubiera dado el paso tampoco a pasarme a triatlón”, dijo Rodriguez en una entrevista reciente. Esas ganas e insistencia le permitieron hacer realidad esa fantasía en Río 2016: “Desde q tengo memoria sé q el esfuerzo me acerca a lo q quiero. Puedes no conseguirlo todo, pero yo supe a la vez q no veía y q con trabajo conseguía hacer las mismas cosas q los demás”

Nació con albinismo óculo-cutáneo, una enfermedad q limita su visión a menos del 5% en un ojo y del 8% en el otro, lo q es considerado una ceguera legal. Esto hizo q su infancia no fuera nada fácil. De niña competía con su hermana y con sus compañeros de clase xq quería ser como los demás. Sin embargo, en el colegio ella era de las mejores estudiantes, lo q le colocaba en la diana de muchos de sus compañeros q ya la hacían “bullying” x ser diferente: “Había un profe q me ponía de ejemplo: ‘No ve y lo hace mejor q los demás’. No tenía maldad, pero eso no jugó a mi favor”

Reconoce q durante la pandemia lo pasó mal xq tuvo q interrumpir toda su vida deportista: “En deporte no puedes teletrabajar y si dejas de entrenarte pierdes todo lo entrenado, q es todo”. Ella tuvo alguna ayuda y pudo hacerse un pequeño lugar de entrenamiento en casa gracias a la cinta de correr q le prestó el comité paralímpico y una máquina de remo q le prestó un gimnasio de Vigo

Está convencida de q la mejor manera de ayudar a personas con discapacidad es dando libertad. X eso tenía tan buena relación con sus padres, un médico anestesista y una maestra. “Tienden a sobreproteger, y más a personas con discapacidad, pero el carácter puede. Fueron muy valientes”, confiesa Rodríguez al poner como ejemplo el fútbol: “Con 11 años quería jugar y necesitaba una autorización. Me dijeron q no creían q fuera apropiado, pero la firmaron”. Pronto comprendió q era una locura, aunque eso no ha hecho q disminuya su afición x el balompié, en concreto x el Real Madrid. Una pasión q le ha transmitido su padre