Aquí estamos
una pequeña representación de nuestro querido departamento de R&D… Digo
pequeño xq de los q íbamos a ser, a los q realmente fuimos, quedaron varios x
el camino, jajaja
El lugar q se
eligió, el “Rigoletto Tratoria”, creo q fue x decisión de Úrsu, pero una cosa
tengo q decir, creo q nunca más volveremos a realizar una cena en este lugar.
El motivo, pues está bien claro… La educación del “querido” camarero q nos
atendió. Empezó con mal pie, ya q cuando llegamos y le dijimos q teníamos
reserva y q de los 16 q íbamos a ser, a los 8 q quedamos, nos recriminó q xq no
avisábamos. Hasta aquí, puedo entender el enfado, xq si el restaurante estaba
lleno, era una pequeña put***, además el q reserva no tiene culpa alguna de lo
q realmente haga el resto de personas. Cuando nos hizo pasar al comedor y vimos
q estaba vacío… Pensamos, ¿este tío nos vacila? En fin, q ahí quedó la cosa…
Llegó el
momento de elegir la cena, todos nos decantamos x unas pizzas. En la mesa había
un pulsador para avisar al camarero y q viniera. Sofía lo pulsó, pero no llegó,
x lo q pulsó de nuevo dos veces x si aquello estaba estropeado… Al rato llegó
el camarero (con una “gran sonrisa”) y dijo q no llamáramos tantas veces q su
reloj vibraba y con muy malas formas (en ese momento se quedó sin la posible
propina)
Elegimos las
pizzas y mientras charlábamos a q estas llegasen, nos echamos unas cuantas
risas. Poco a poco fueron llegando las pizzas, y el amable camarero nos intentó
colar una a mayores, cuando se habían pedido 7, xq Muelis, Herrezuelo y Sofía compartían
pizza… Ya nos volvió a dedicar una grata sonrisa
Las pizzas
tampoco es q fueran gran cosa, pero bueno, nos quitaron el hambre, jejeje. Aun así,
después de todos estos “pequeños” percances, disfrutamos de la cena, ya q siempre
tenemos risas aseguradas con esta gente
Pensábamos si
tendríamos un futuro percance con nuestro amable camarero de mesa al irnos,
pues si, lo tuvimos… Cuando nos trajo la cuenta y le pusimos el dinero en la
bandejita, lo mejor q nos pudo decir para espantarnos del momento sobremesa
fue: “Gracias, hasta luego…” Le faltó decir, “Hasta nunqui”. Nos cortó el rollo
x completo, jajaja, pero eso sí, nos deleitó con unos calendarios
Ains, si no
fuera x estas cosas no tendríamos estos recuerdos de “Javi”, el camarero amigo
de los niños… No sé yo si alguno de nosotros nos comimos algún tipo de materia
orgánica bucal (x no pensar de otra parte del cuerpo) de este señor, queremos
pensar q no, q todo eran ricos y sabrosos ingredientes de la Toscana italiana…
PD: Después
de las ocho fotos q nos hicimos de despedida, no se nota para nada el montaje
de una de las personas, jajaja, a q no guapis!!!