Hace
diez años el desarrollador Chris Wetherell dirigió el equipo q creó el botón
del “retuit”. Le entusiasmaba pensar q esta herramienta daría voz a las
comunidades con poca representación. Una vez q “Twitter” la lanzó, vio q
"tenía un multiplicador de fuerza q otras funciones no tienen", según
ha contado en una entrevista al portal estadounidense “BuzzFeed”. Pero el botón
también cambió “Twitter” de una manera q ni Wetherell ni sus compañeros
anticiparon. Los usuarios compartían sus mensajes sin apenas reflexionar y las
noticias falsas y los ataques se propagaban rápidamente. Hoy se arrepiente de
haber participado en la creación de este botón y lo compara con
"entregarle un arma cargada a un niño de cuatro años"
Esta
herramienta se ha convertido en una de las funciones más características de “Twitter”.
Antes de q existiera, los usuarios tenían q retuitearse manualmente entre sí.
Es decir, copiar el texto, pegarlo en un nuevo tuit, escribir “RT” y enviarlo.
Con el botón de retuit la compañía quería estandarizar este proceso. Pero en el
momento de la creación apenas nadie se paró a pensar en todas las consecuencias
posibles. "Solo dos o tres veces alguien hizo una pregunta social más
amplia e interesante”, ha contado al mismo medio Wetherell, q antes había
trabajado para “Google” y ahora trata de fundar su propia “startup”. X
ejemplo, hubo quien se cuestionó q se estaba compartiendo en esos momentos en “Twitter”
Hasta
q se lanzó esta función Wetherell no se dio cuenta de q facilitaba a los
usuarios compartir información q probablemente ni siquiera habían leído. Si
antes tenían q pensar al menos un momento en lo q estaban compartiendo al
copiar y pegar el tuit, al automatizar el botón la reflexión desapareció y fue
sustituida x el impulso
Wetherell
ha puesto a “BuzzFeed” como ejemplo el “Gamergate”, una campaña de
acoso contra las mujeres en la industria de los videojuegos q tuvo lugar en
2014. Se dio cuenta de q muchos usuarios utilizaban el retuit para coordinar
sus ataques contra diferentes personas o propagar información errónea a un
ritmo vertiginoso
Para él, el “Gamergate” fue una “historia
espeluznante”: "Me di cuenta de q no se trataba de un pequeño subconjunto
de personas q actuaban de manera aberrante. Esta podría ser la forma en q se
comportan las personas. Y eso me asustó mucho". Del total de 316.669 tuits
del “Gamergate” publicados o compartidos durante tres días, 217.384 fueron
retuits, según un análisis del bloguero especializado en tecnología Andy Bajo. Es
decir, alrededor del 69%
"Para
ellos, fue muy fácil dañar la reputación de alguien q no les gustaba", ha
afirmado en referencia a los usuarios implicados en esta campaña de acoso. El
retuit permitía atacar a los demás con tanta rapidez q no podían responder y
defenderse. “Construimos una vía ofensiva. Pero no construimos una defensa
frente a eso”, ha reconocido
En
la actualidad Wetherell ve el retuit de manera muy diferente a como lo veía
años atrás: "Recuerdo q un día pensé q el eslogan “ponemos el poder en
manos de las personas” también podría llegar a decirse de forma un tanto
distinta: '¡Oh no, pusimos el poder en manos de las personas!"
Para
Wetherell, ha llegado el momento de arreglar esta situación. El desarrollador
no cree q retirar los botones de retuitear y compartir sea una buena idea, ya q
considera q habría quien podría pagar a los usuarios con muchos seguidores para
propagar su mensaje y se les otorgaría un poder desproporcionado
En
su lugar, sugiere q “Twitter” fije toda su atención en la actividad de los
usuarios. Cuando miles de personas retuitean o comparten el mismo tuit o
publicación, se convierten en parte de una audiencia. Considera q una
plataforma podría revocar o suspender la capacidad de retuit de las audiencias
q regularmente amplifican publicaciones horribles. “La gestión individual de
los usuarios es demasiado difícil, como lo atestigua “YouTube””, ha asegurado
Wetherell al mismo medio. Pero en el caso de las audiencias “es mucho más
fácil”
“Twitter”
no es la única compañía afectada x la difusión de desinformación y la
incitación al odio en estas plataformas. De hecho, otras aplicaciones populares
han tomado medidas al respecto. X ejemplo, “WhatsApp” ha limitado el reenvío de
mesnajes para combatir las noticias falsas. La compañía anunció el pasado
mes de enero q solo permitiría reenviar a cinco chats a la vez un mensaje
determinado. Incluso “Instagram” se lantea ocultar en las publicaciones el
número de “likes”, q se han convertido en un símbolo de aprobación social