jueves, 13 de abril de 2017

LoS PRiMeRoS MaTaJuDioS De SeMaNa SaNTa…


Como todos los años x estas fechas, en la ciudad de León tenemos una tradición, q es ir de tapeo (algo habitual en nuestra querida y amada ciudad), pero en vez de pedir “cortos”, lo q se suele pedir son limonadas. Cada bar de la ciudad hace su limonada, unas mejores y otras peores, pero es básicamente lo mismo, vino, azúcar, higos, pasas, naranjas, limones, canela en rama y trocitos de cáscara de naranja y limones. Cada limonada q se toma en un bar, nos sirve a los leoneses para decir q se ha “matado un judío”. Esta expresión suele decirse desde la semana antes al comienzo de la Semana Santa hasta la Pascua

No, los leoneses no matamos a los judíos, pero esta expresión viene de antaño, cuando los leoneses cristianos cuando llegaba la festividad del viernes Santo, y preguntaban q quien había sido el culpable de la muerte de Nuestro Señor, solamente decían q los judíos… Furiosos y armados de palos, guadañas, espadas y hoces se dirigían desde la catedral hasta la plaza de Santa Ana, para vengar la muerte de su Señor. Las autoridades, q no querían ver regueros de sangre, decidieron q se permitiera la venta de cierta bebida alcohólica más suave q el vino hecha con productos naturales, y así dejar pasar el ímpetu vengativo x la muerte de nuestro Señor Jesucristo… De ahí la expresión, q x cada limonada q se beba, se haya “matado un judío”

X eso, y cumpliendo con el antaño ritual, aquí nos juntamos los presentes de la fotografía para poder matar a algunos judíos, jejeje. Comenzamos en “Los Pelayos”, donde se encontraba la segunda mejor limonada de la ciudad, seguimos en “El capricho”, “La gitana” fue la siguiente parada y de allí nos fuimos a nuestra querida plaza del grano, donde tomamos algo en “El Grifo” y no muy lejos de ahí, en “La Piconera” mientras nos encontrábamos con Tamma, pudimos ver alguna procesión en directo, a eso de las tantas de la noche. Teníamos q terminar la ronda de tapeo, x lo q tuvimos q tomarnos la última en “El riggoletto”


Nos recogimos cada uno para nuestras casas, no sin antes volver a ver el solemne vía crucis del silencio mientras nosotros nos despedíamos con voces y demás aspavientos, jajaja. Moncha, ¡7 limonadas a sus espaldas! Viva vivaaa