Lo q nos comentó Marina, la guía de
turismo de Covarrubias, no tuvo desperdicio. Nos recomendó visitar el curioso
museo en Quintanilla del agua. Este museo lo realizó un hombre, Félix, q durante toda su vida ha sido alfarero y ha
ido vendiendo x diversas ferias de la geografía española sus productos, pero q
truncado x la crisis, y ver q las ferias no podían sustentar a su familia,
decidió dar un giro y crear una especie de museo etnográfico de la zona tras
superar una grave enfermedad. En él este hombre, va construyendo diversos
edificios típicos de la zona, con sus respectivos negocios… Un gran decorado de
un pueblo ficticio, en el q puedes adentrarte y perderte x sus callejuelas, entrar
en sus casas y observar los artilugios con los q nuestros abuelos convivían no
hace muchos años. Si os interesa, podéis encontrar más información en su web (www.laesculturamasgrandedelmundo.es),
ya q durante determinadas épocas del año se hacen en su interior, diversos espectáculos
como teatros y conciertos
Creo q a los cuatro nos encantó este
lugar. Poder pasear x el inmenso museo, contemplar una antigua tasca, una
bodega, el patio de comedias, o los corrales con gallinas tokiotas, me chiflaron,
jejeje. Y la gata no paraba de seguirnos y meternos sustos, ¿verdad Jess? Jajaja,
q grito pegamos. Salimos muy contentos del lugar, x lo q lo recomendamos si algún
día decidís hacer una visita. La entrada solamente valió 4 euros
Nos dieron más de las tres y media de
la tarde visitando el museo de Félix y ya fuimos hacía la localidad de Lerma,
donde esperábamos q nos dieran de comer. Aparcamos en la primera plaza q vimos
y entramos en el primer restaurante q estaba abierto, y la elección no pudo ser
la mejor, xq x 12 euros comimos muy, pero q muy bien. El menú de ensalada césar
con revuelto de gambas y gulas, seguido de el solomillo al punto y las natillas
caseras, hicieron q fuera uno de los mejores momentos vividos en esta
localidad, jejeje. Quedamos estupendamente bien
Tras esto, y después de meternos un
poco de prisa para poder realizar la visita guiada x Lerma, llegamos a la
oficina de turismo y resulta q ya había comenzado antes de tiempo, xq había
acudido mucha gente y empezaron antes, así, sin avisar. Muy mal x parte de los
guías, ya q había muchos carteles anunciando x el pueblo la visita a la hora q
no debían… En fin, eso empaño algo la percepción q tuvimos de este lugar, pero
bueno, pudimos recorrerla x nuestra cuenta, aunque nos quedamos con las ganas
de poder visitar los pasadizos q comunicaban el convento de San Blas, junto al
actual parador de Lerma con la colegiata de San Pedro
Uno de los momentos más divertidos fue
poder contemplar junto a un mural del pueblo, un poema de Don Juan Tenorio,
donde todos pudimos recitarlos con diversas entonaciones, a la cual más
divertida, jejeje (¡Ah! ¿No es cierto ángel de amor, q en esta apartada orilla
más pura la luna brilla y se respira mejor?). Después de patear el pueblo,
decidimos tomarnos un café en el parador de Lerma. Un bonito claustro donde nos
pudimos sincerar todos un poco más gracias a los Chester q había en el hotel.
Fueron unos momentos de sinceridad y mucho dialogo, x lo q guardo un bonito
recuerdo de este lugar
Tras esto, volvimos a Covarrubias,
donde teníamos q probar la típica morcilla burgalesa, x lo q después de tomar
una caña y unas aceitunas, decidimos pedir unas raciones; morcilla, croqueta y
mejillones tigre fueron las elegidas. Al terminar, decidimos separarnos. Lauris
y Óscar decidieron ir al pub del pueblo a tomar algo, y Jess y yo decidimos ir
al hotel para ver un reportaje de “Cuarto Milenio” sobre la princesa Kristina,
ya q la historia es muy interesante
Pasada la media noche llegaron los
perdidos de Covarrubias, mientras nosotros visionábamos en pijama y sin parpadear,
la historia de la flor del norte…