Nadie
comprende bien todavía cómo cientos de manifestantes pro-Trump lograron invadir
el Capitolio y, al mismo tiempo, a nadie le acaba de sorprender lo q ocurrió.
Hace justo dos meses, un artículo titulado “El peligro de q la gente saque las
armas es real, y Trump lo está alterando”. No es q fuéramos unos visionarios;
es q los expertos llevaban tiempo alertando de ello: la negativa de Trump a
dejar el cargo, la importante masa de fieles seguidores del magnate, la
polarización de la sociedad alentada x el propio presidente y x sus medios
afines, el auge de una ultraderecha conspiranoica y violenta q no atiende
a razones y la preocupante tenencia de armas en el país no hacían
presagiar nada bueno
En
noviembre se logró contener el movimiento; en enero no ha sido así. El
presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, apuntó directamente a Trump
como responsable de lo sucedido, y los analistas (además de los
hechos) le dan la razón
“Sin
duda alguna, Trump es el máximo responsable; es el q ha ido calentando esto
durante cuatro años”, señala Ernesto Pascual, profesor colaborador de los
Estudios de Ciencias Políticas de la UOC. “Cuando se presentó a las elecciones x
primera vez, Trump ya lo hizo como antisistema. Entonces ya llevaba mucho
tiempo criticando al Gobierno, a los políticos y al sistema federal”, recuerda.
“Su planteamiento era “cargarse el establishment”, y eso es lo q ha
hecho”, resume Pascual. “Se vio cuando acusó a Hillary Clinton de matar niños, y
se ha visto cuando ha alentado a las fuerzas paramilitares, en un país en el q
conseguir armas es muy fácil”, dice. Para él, “Trump ha creado este incendio”
Antes
de q se celebraran las elecciones del 3 de noviembre, Donald Trump ya había
puesto los cimientos para lo q se produjo este 6 de enero. El mandatario lleva
meses negándose a aceptar su derrota, y hasta la misma tarde de este miércoles
animó a sus seguidores a “no rendirse en la lucha”. Incluso cuando habían
perpetrado el asalto al Capitolio, el mensaje q les mandó fue de amor (“os
quiero”, “sé q estáis dolidos”; la condena no llegó hasta pasadas más
de 24 horas
Entre
los miles de personas q llevaban horas apostadas frente a la Casa Blanca había
violentos, como se comprobó después. Pero, de nuevo, esto no es ninguna
sorpresa. En las redes sociales y plataformas pro-Trump, sus partidarios
llevaban días llamando a la violencia y a sacar las armas
Con hashtags como #StormTheCapitol
[Irrumpe en el Capitolio] y #StopTheSteal [Parad el robo], miles de
usuarios de redes conservadoras como Parler y Gab celebraron este miércoles los
disturbios, y se ofrecieron para respaldar a los manifestantes. Dos días antes,
la mayoría de los posts de la web “thedonald.win”, un popular
foro pro-Trump, estaban repletos de comentarios como q los manifestantes debían
ir “ARMADOS CON RIFLES, PISTOLAS, 2 CUCHILLOS Y TANTA MUNICIÓN COMO PUEDAS” o q
no debían permitir q nadie los desarmara sin haber “apilado cadáveres” antes,
según cita “The Washington Post”
En
redes más populares como “Facebook” y “TikTok”, la incitación a la
violencia tampoco se quedó corta. “¡Coged las putas armas, ES VUESTRO
DERECHO CONSTITUCIONAL!”, escribía un usuario de “Facebook” de un grupo en
favor de las armas. “Si alguien va a Washington el día 6 desarmado es q es
gilipollas profundo”, añadía otro
“Esto
se veía venir”, constata Ernesto Pascual. Algunas informaciones apuntan a q
Donald Trump se negó a llamar a la Guardia Nacional para llevar refuerzos hasta
Washington ante la imposibilidad de la Policía para contener a los
manifestantes, y q fue el vicepresidente Mike Pence quien tuvo q
hacerlo
“Curiosamente,
para las protestas de “Black Lives Matter”, el presidente sí activó la Guardia
Nacional, y en el Capitolio había todo un Ejército apostado”, comenta Pascual.
“En este caso, en cambio, Trump no lo hizo, y sabía q iba a haber esa
concentración. Hubo complicidad x su parte”, dice
Paola
Ramos, periodista, exfuncionaria política en la Casa Blanca durante la
presidencia de Barack Obama y autora de Latinx (Penguin
Random House), describe el asalto al Capitolio como “una locura”. “Esperada,
pero una locura”, matiza. También para Ramos, lo q ocurrió este miércoles “se
veía venir”. “Después de cuatro años de mentiras y conspiraciones, la gente
actuó siguiendo la fantasía q ha creado”, dice. “Además, había señales de q
esos grupos se estaban organizando en internet, pero nadie se lo tomó en serio.
Ese es el problema”, lamenta. “X otro lado, esta Administración no sabe cómo
utilizar las instituciones y las fuerzas armadas”, añade
Ramos,
q ha trabajado en el Capitolio y ha vivido en Washington muchos años, considera
q si los manifestantes hubieran sido afroamericanos o latinos, las fuerzas de
seguridad habrían actuado de otra manera. “Habríamos visto las imágenes q vimos
este verano [durante las protestas de “Black Lives Matter”], cuando la Policía
estaba en todas partes, enfrentándose a los manifestantes y superorganizados”,
sostiene
“Lo
q ocurrió este miércoles fue algo fuera de medida, pero, de alguna forma, se
podría prever”, apunta también Miquel Pellicer, profesor colaborador de
los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC y
autor de “La comunicación en la era de Trump”. “Trump ha generado una
espiral en la q cabe la violencia como demostración”, afirma Pellicer
En
su opinión, fallaron “los sistemas de seguridad y de información”, x no
saber (o no querer) ver q “lo q se estaba cociendo era importante”.
“La manifestación pro-Trump se había convocado hace días, y se estaba
insistiendo mucho en q hubiera mucha gente para presionar así al Congreso y al
Senado”, recuerda el profesor
Trump
pidió a esa gente, y a su vicepresidente, q fueran “valientes”, q
siguieran “luchando”. El problema es q esa lucha era inconstitucional y
violenta, con el único objetivo de revertir unos resultados democráticos ya
refrendados x el poder judicial y legislativo. La otra pata q sostiene
esta lucha es el Partido Republicano. Sin el puñado de congresistas y senadores
republicanos q le dieron la razón hasta el final (aun sabiendo q no la tenía),
Trump se habría quedado solo
Para
Ernesto Pascual, el Partido Republicano es “un gran culpable y cómplice” de lo
ocurrido. “Trump les consiguió sacar de un agujero negro y les mostró un nicho
de votos tremendo, pero los republicanos han vendido su alma al diablo”,
sostiene
Los
q, como el vicepresidente Mike Pence y el líder de la Mayoría del
Senado, Mitch McConnell, se bajaron del barco en el último minuto lo hicieron
demasiado tarde. “Esto va a pasar factura al Partido Republicano a medio y
largo plazo”, advierte Miquel Pellicer
El
próximo 20 de enero, cuando Joe Biden tome posesión como presidente de Estados
Unidos, la influencia de Trump no habrá acabado. “Creo q, lejos de apaciguarse,
Trump va a seguir alentando a las masas para q le sigan”, augura Pellicer.
“Trump es un megalómano y, como tal, necesita sentirse amado”, describe
“Trump
está jugando su última carta, y está dispuesto a todo”, coincide Ernesto
Pascual. No obstante, no le preocupa tanto en sí Donald Trump como la
deriva del Partido Republicano y, con ello, de la democracia
estadounidense. “Los republicanos tienen q darse cuenta de q si siguen jugando
al juego de Trump, se puede poner realmente en peligro el sistema institucional
norteamericano. Tienen q darse cuenta de q están dando cabida a un señor
populista q admira y se inspira en dictadores xq le encantaría ser como ellos,
intocable”