jueves, 7 de enero de 2021

eL Día eN eL Q ee.uu. Se PaRTió eN DoS…


 Una insurrección, un ataque sin precedentes a la democracia, un guión sacado del mejor manual fascista… El asalto q vivió este miércoles el Capitolio de Estados Unidos resonará para siempre en la historia del país, pero seguramente será recordado de dos maneras distintas: la real, basada en los hechos, y la de los seguidores de Donal Trump, basada en sus “verdades alternativas”

Nadie comprende bien todavía cómo cientos de manifestantes pro-Trump lograron invadir el Capitolio y, al mismo tiempo, a nadie le acaba de sorprender lo q ocurrió. Hace justo dos meses, un artículo titulado “El peligro de q la gente saque las armas es real, y Trump lo está alterando”. No es q fuéramos unos visionarios; es q los expertos llevaban tiempo alertando de ello: la negativa de Trump a dejar el cargo, la importante masa de fieles seguidores del magnate, la polarización de la sociedad alentada x el propio presidente y x sus medios afines, el auge de una ultraderecha conspiranoica y violenta q no atiende a razones y la preocupante tenencia de armas en el país no hacían presagiar nada bueno

En noviembre se logró contener el movimiento; en enero no ha sido así. El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, apuntó directamente a Trump como responsable de lo sucedido, y los analistas (además de los hechos) le dan la razón

“Sin duda alguna, Trump es el máximo responsable; es el q ha ido calentando esto durante cuatro años”, señala Ernesto Pascual, profesor colaborador de los Estudios de Ciencias Políticas de la UOC. “Cuando se presentó a las elecciones x primera vez, Trump ya lo hizo como antisistema. Entonces ya llevaba mucho tiempo criticando al Gobierno, a los políticos y al sistema federal”, recuerda. “Su planteamiento era “cargarse el establishment”, y eso es lo q ha hecho”, resume Pascual. “Se vio cuando acusó a Hillary Clinton de matar niños, y se ha visto cuando ha alentado a las fuerzas paramilitares, en un país en el q conseguir armas es muy fácil”, dice. Para él, “Trump ha creado este incendio”

Antes de q se celebraran las elecciones del 3 de noviembre, Donald Trump ya había puesto los cimientos para lo q se produjo este 6 de enero. El mandatario lleva meses negándose a aceptar su derrota, y hasta la misma tarde de este miércoles animó a sus seguidores a “no rendirse en la lucha”. Incluso cuando habían perpetrado el asalto al Capitolio, el mensaje q les mandó fue de amor (“os quiero”, “sé q estáis dolidos”; la condena no llegó hasta pasadas más de 24 horas

Entre los miles de personas q llevaban horas apostadas frente a la Casa Blanca había violentos, como se comprobó después. Pero, de nuevo, esto no es ninguna sorpresa. En las redes sociales y plataformas pro-Trump, sus partidarios llevaban días llamando a la violencia y a sacar las armas

Con hashtags como #StormTheCapitol [Irrumpe en el Capitolio] y #StopTheSteal [Parad el robo], miles de usuarios de redes conservadoras como Parler y Gab celebraron este miércoles los disturbios, y se ofrecieron para respaldar a los manifestantes. Dos días antes, la mayoría de los posts de la web “thedonald.win”, un popular foro pro-Trump, estaban repletos de comentarios como q los manifestantes debían ir “ARMADOS CON RIFLES, PISTOLAS, 2 CUCHILLOS Y TANTA MUNICIÓN COMO PUEDAS” o q no debían permitir q nadie los desarmara sin haber “apilado cadáveres” antes, según cita “The Washington Post”

En redes más populares como “Facebook” y “TikTok”, la incitación a la violencia tampoco se quedó corta. “¡Coged las putas armas, ES VUESTRO DERECHO CONSTITUCIONAL!”, escribía un usuario de “Facebook” de un grupo en favor de las armas. “Si alguien va a Washington el día 6 desarmado es q es gilipollas profundo”, añadía otro

“Esto se veía venir”, constata Ernesto Pascual. Algunas informaciones apuntan a q Donald Trump se negó a llamar a la Guardia Nacional para llevar refuerzos hasta Washington ante la imposibilidad de la Policía para contener a los manifestantes, y q fue el vicepresidente Mike Pence quien tuvo q hacerlo

“Curiosamente, para las protestas de “Black Lives Matter”, el presidente sí activó la Guardia Nacional, y en el Capitolio había todo un Ejército apostado”, comenta Pascual. “En este caso, en cambio, Trump no lo hizo, y sabía q iba a haber esa concentración. Hubo complicidad x su parte”, dice

Paola Ramos, periodista, exfuncionaria política en la Casa Blanca durante la presidencia de Barack Obama y autora de Latinx (Penguin Random House), describe el asalto al Capitolio como “una locura”. “Esperada, pero una locura”, matiza. También para Ramos, lo q ocurrió este miércoles “se veía venir”. “Después de cuatro años de mentiras y conspiraciones, la gente actuó siguiendo la fantasía q ha creado”, dice. “Además, había señales de q esos grupos se estaban organizando en internet, pero nadie se lo tomó en serio. Ese es el problema”, lamenta. “X otro lado, esta Administración no sabe cómo utilizar las instituciones y las fuerzas armadas”, añade

Ramos, q ha trabajado en el Capitolio y ha vivido en Washington muchos años, considera q si los manifestantes hubieran sido afroamericanos o latinos, las fuerzas de seguridad habrían actuado de otra manera. “Habríamos visto las imágenes q vimos este verano [durante las protestas de “Black Lives Matter”], cuando la Policía estaba en todas partes, enfrentándose a los manifestantes y superorganizados”, sostiene

“Lo q ocurrió este miércoles fue algo fuera de medida, pero, de alguna forma, se podría prever”, apunta también Miquel Pellicer, profesor colaborador de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC y autor de “La comunicación en la era de Trump”. “Trump ha generado una espiral en la q cabe la violencia como demostración”, afirma Pellicer

En su opinión, fallaron “los sistemas de seguridad y de información”, x no saber (o no querer) ver q “lo q se estaba cociendo era importante”. “La manifestación pro-Trump se había convocado hace días, y se estaba insistiendo mucho en q hubiera mucha gente para presionar así al Congreso y al Senado”, recuerda el profesor

Trump pidió a esa gente, y a su vicepresidente, q fueran “valientes”, q siguieran “luchando”. El problema es q esa lucha era inconstitucional y violenta, con el único objetivo de revertir unos resultados democráticos ya refrendados x el poder judicial y legislativo. La otra pata q sostiene esta lucha es el Partido Republicano. Sin el puñado de congresistas y senadores republicanos q le dieron la razón hasta el final (aun sabiendo q no la tenía), Trump se habría quedado solo

Para Ernesto Pascual, el Partido Republicano es “un gran culpable y cómplice” de lo ocurrido. “Trump les consiguió sacar de un agujero negro y les mostró un nicho de votos tremendo, pero los republicanos han vendido su alma al diablo”, sostiene

Los q, como el vicepresidente Mike Pence y el líder de la Mayoría del Senado, Mitch McConnell, se bajaron del barco en el último minuto lo hicieron demasiado tarde. “Esto va a pasar factura al Partido Republicano a medio y largo plazo”, advierte Miquel Pellicer

El próximo 20 de enero, cuando Joe Biden tome posesión como presidente de Estados Unidos, la influencia de Trump no habrá acabado. “Creo q, lejos de apaciguarse, Trump va a seguir alentando a las masas para q le sigan”, augura Pellicer. “Trump es un megalómano y, como tal, necesita sentirse amado”, describe

“Trump está jugando su última carta, y está dispuesto a todo”, coincide Ernesto Pascual. No obstante, no le preocupa tanto en sí Donald Trump como la deriva del Partido Republicano y, con ello, de la democracia estadounidense. “Los republicanos tienen q darse cuenta de q si siguen jugando al juego de Trump, se puede poner realmente en peligro el sistema institucional norteamericano. Tienen q darse cuenta de q están dando cabida a un señor populista q admira y se inspira en dictadores xq le encantaría ser como ellos, intocable”