Corría el año 1978, en plena resaca de
la carrera espacial, cuando un empleado de la NASA se percató x primera vez del
problema. El astrofísico Donald Kessler había estado observando desde
el Johnson Space Center de Houston los restos de satélites en órbita, a la
deriva, y los choques q se producían entre ellos. Advirtió sobre el proceso, una
reacción en cadena al modo de una bola de nieve, x el q los restos se iban
multiplicando. Predijo el peligro, pero nadie escuchó entonces sus
advertencias. Invitado a la conferencia espacial q la Agencia Espacial Europea
(ESA) ha celebrado esta semana en Darmstadt y a la q han acudido 400
expertos de todo el mundo, nadie duda ya de la necesidad de hacer frente, lo
antes posible, al “efecto Kessler”
No son solo satélites en desuso, q se
utilizaron para predecir el tiempo, establecer comunicaciones o para espiar,
sino también partes de cohetes e incluso herramientas q perdieron los astronautas,
gotas de combustible q se han congelado, pintura q se descascarilla de las
sondas… incluso un guante q se le escapó al astronauta Edward White en
1965. “Si llegara a impactar contra el traje de uno de los tripulantes de la ISS
lo haría literalmente polvo”, bromea Kessler. Pero sobre todo son partes de
satélites q han chocado unos con otros y han resultado destruidos generando a
su vez más basura, como los más de 2000 fragmentos nuevos q se generaron en
febrero de 2009 cuando un satélite militar ruso colisionó con uno
americano sobre Siberia
Todos estos restos orbitan la Tierra
de forma descontrolada y suman unos 166.000 millones de desechos de diámetro
superior a un milímetro y menor de un centímetro. Unos 750.000 tienen entre uno
y 10 centímetros de diámetro. Otros 21.000 son mucho más grandes, entre
una pelota de tenis y una de baloncesto. Aunque la mayoría son apenas del
tamaño de un grano de arroz, no hay q subestimarlos, xq el problema no es cuán
grande sean sino la velocidad a la q se desplazan, q hace q un objeto como una
simple tuerca de un centímetro sea capaz, al chocar contra una nave a 40.000
kilómetros x hora, de liberar una fuerza equivalente a la explosión de una
granada de mano
Dentro de cien años, ya no podremos
poner en órbita más satélites y viajar al espacio se habrá vuelto demasiado
peligroso, xq resultará prácticamente inevitable no chocar con alguna
pieza de chatarra espacial. Es necesario hacer algo cuanto antes y,
lamentablemente, el presupuesto de la NASA para el problema de la basura
espacial no ha cambiado en los últimos 20 años, lo q suponer q será necesario
hacer más con menos recursos
Su llamamiento ha servido para q las
agencias espaciales se pongan de acuerdo para desarrollar una especie de
servicio de recogida de basura espacial, según explicó ayer durante el acto de
clausura Holger Krag, director del encuentro. El primer paso será realizar
varias pruebas en el espacio con brazos mecánicos y redes para recoger
satélites fuera de servicio. Debemos demostrar q somos capaces de hacerlo. De
lo contrario, nadie aplicará antes esa tecnología. La retirada de las
piezas más grandes se presenta como necesaria, incluso si se aplica de manera
consecuente la estrategia para evitar generar más basura espacial
Una empresa con sede en Singapur y
centro de desarrollo en Tokio, prevé lanzar su primer satélite con el fin de poner
a prueba tecnologías clave para futuras misiones y con la intención de
establecer un primer servicio de limpieza en 2020. El sistema ideado x el
empresario y fundador de “Astroscale”, el japonés Nobu Okada, consiste
en un satélite bautizado como “madre”, q contiene seis dispositivos de retirada
de escombros, llamados “niños”, q recolectan fragmentos gracias a un adhesivo
especial
Una vez recolectado un volumen de
desechos determinado, q se fijan a los dispositivos magnéticamente, los “niños”
entran en la atmósfera terrestre y se desintegran junto con ellos. El objetivo
es hacerse con un buen puesto de salida en una parrilla q en las próximas
décadas promete grandes beneficios, puesto q la limpieza de chatarra espacial
será condición sine qua non para seguir lanzando satélites
En 1957 fue lanzado al espacio el
satélite soviético “Sputnik”, q tres meses después cayó sobre la Tierra.
Aquella efeméride supuso el inicio de la carrera espacial humana. Desde entonces,
según datos aportados x la ESA, se han realizado cerca de 5.000
lanzamientos q han puesto en órbita más de 6.600 satélites. Sobre estas
cifras se realiza una proyección en el tiempo q permite estimar la progresión
del número de piezas de basura espacial con q tendremos q contar en los años
venideros. Los principales organismos espaciales, incluida la ESA y la NASA
estadounidense, no han desarrollado todavía una tecnología válida para el problema,
motivo x el q Okada vio un nicho de negocio espacial y puso en marcha “Astroscale”
hace cuatro años. “La basura espacial es un asunto global y q x ello debería
ser de interés global mantener nuestras órbitas limpias para los satélites operacionales,
dijo, parafraseando al director de Operaciones de ESA, Rolf Densing, para
quien este problema debería ocupar “un lugar prioritario en las preocupaciones
de la comunidad espacial”
Thomas Schildknecht, científico del
comité de investigación espacial COSPAR (Committee on Space Research),
consideró en la conferencia q “es necesario hacer algo y lo antes posible” e
insistió en q “tenemos q ir al espacio para medir las partículas pequeñas de
milímetros y lanzar varias tecnologías de limpieza para comprobar cuál de ellas
resulta más efectiva”