El lanzamiento de las sondas “Voyager
1 y 2” hace más de 40 años marcó un antes y un después. Ambas hicieron
importantes exploraciones científicas en el Sistema Solar, y permitieron, x
primera vez, mirar hacia atrás y ver a la Tierra en un insignificante punto
azul pálido. En 2012, la Voyager 1 atravesó la heliopausa y salió
oficialmente del Sistema Solar. Está previsto q las dos viejas naves sigan
explorando, en este caso el medio interestelar, hasta el año 2025 o 2030
Junto a ellas, la humanidad, dividida
en plena guerra Fría, lanzó sendos discos dorados (los “Golden record”). Con
estos trató de fabricar una cápsula del tiempo para reflejar la naturaleza
de la Tierra y la cultura humana, con la esperanza de q fueran encontrados x
una civilización espacial. Para ello, se usó un disco de cobre cubierto de oro;
en una cara se grabaron imágenes y en la otra sonidos. Se añadieron 117
fotografías de la vida cotidiana y del planeta, saludos en 54 idiomas, sonidos
de la vida y 90 minutos de música (con Bach Beethoven, Mozart, Stravinsky,
Chuck Berry o Louis Armstrong). Se añadió un pequeño pinchadiscos y en una
portada se grabaron unas instrucciones para escuchar las grabaciones. X
ejemplo, para indicar las revoluciones de reproducción adecuadas se usó una
unidad relacionada con una transición fundamental del hidrógeno, el elemento
más abundante del Universo
Rebecca Orchard y Sheri Wells-Jensen,
dos investigadoras de la Universidad de Ohio (EE.UU.), tienen sospechas de q
el antropocentrismo reflejado en los discos podría hacer q el mensaje
fuera muy confuso para una civilización extraterrestre. Entre otras cosas,
creen q los extraterrestres podrían pensar q los hombres aman discutir, q
hablan una jerga incomprensible y q disfrutan de la belleza de flores q
hacen el ruido de motosierras. Sus conclusiones se presentaron en la
conferencia de la “National Space Society” celebrada en Los Ángeles (Estados
Unidos), el pasado sábado
“Los discos de oro de las Voyager son
una bonita representación de cómo los humanos quieren verse a sí mismos, pero
están diseñados para ser recibidos e interpretados x algo q tiene las
capacidades sensoriales de un humano medio”, dijo Rebecca Orchard. “Si alguno
de esos sentidos no está presente, o hay otro nuevo añadido, el disco de oro se
hace bastante confuso”
El primer problema comienza con el
concepto del disco. Si los alienígenas tuvieran sentido del oído y de la vista,
podrían tratar de correlacionar los sonidos de una cara con las imágenes q
están en la cara contraria. “¿Q pasa si juntas la imagen de un narciso abierto
con el rugido de una motosierra?”, se ha preguntado Orchard
Los saludos, x su parte, tienen el problema
de q hacen coincidir 54 lenguas q suenan de forma diferente, q “carecen de
congruencia gramatical” y q “se suceden como si alguien estuviera discutiendo”,
según esta investigadora
La mezcla entre Bach, Stravinsky y la
música folclórica búlgara no lo ponen más fácil. “Evidentemente no puedo decir
cómo se pueden interpretar esas diferencias y transiciones, pero sí q puedo
decir q es seguro q son todo un puzzle para alguien q no esté nada
familiarizado con los humanos y los sonidos q hacen”, dice Orchard
X suerte o x desgracia, faltan
40.000 años para q las Voyager, q surcan el espacio interestelar, pasen “cerca”
de algo. La próxima parada de la Voyager 1 es una estrella llamada AC +79 3888
y situada a 17,6 años luz de la Tierra. X entonces, la sonda pasará a 1,6 años
luz de ella. X ello, y tal como dijo Carl Sagan, “la nave solo será encontrada
y el disco reproducido si hay una civilización espacial en el espacio
interestelar”
Para Orchard, lo q demuestra su
investigación es q “no podemos controlar la impresión q generamos”. Cree,
sin embargo, q en el caso de ser encontrada, la nave y el hecho de tener
voluntad de enviar un mensaje al espacio diría mucho sobre los humanos