Para muchos animales, de las aves a
los mamíferos o de los peces a los reptiles, la reacción inmediata ante una
inminente amenaza es la huida o la inmovilización en un intento de pasar
desapercibidos. Sin embargo, cuando el peligro acecha en presencia de sus
crías, su reacción es completamente diferente: buscan protegerlas. ¿Q ocurre en
el cerebro de los padres para q estén dispuestos a sacrificar su propia
vida en aras de la seguridad de sus hijos?
Un equipo dirigido x neurólogos del
Centro Champalimaud para lo Desconocido, en Lisboa, Portugal, ha descubierto q
este cambio radical en el comportamiento de los padres depende de la acción de
la llamada “hormona del amor”, la oxitocina, en las neuronas de la amígdala,
una estructura específica del cerebro conocida x su papel crucial en el
procesamiento de las reacciones emocionales
La oxitocina es responsable
del apego entre las madres y sus crías, y dentro de la pareja. Sus
efectos no están del todo claros, ya q es probable q esta hormona tenga muchas
funciones. Sin embargo, los expertos saben q su liberación en la amígdala es
capaz de inhibir esa reacción básica de autodefensa q llaman de “congelación”,
cuando el animal deja de moverse
No obstante, la utilidad potencial de
esta inhibición no se ha dilucidado. El nuevo estudio, q se realizó en hembras
de rata q habían dado a luz recientemente, resuelve este misterio al cerrar la
brecha entre estos dos fenómenos
Los experimentos consistieron en
acostumbrar a una ratas madres, en ausencia de sus crías, a asociar un aroma de
menta con la inminencia de una descarga eléctrica inofensiva. Después del
entrenamiento, estas ratas percibían el olor como una amenaza y se quedaban
inmóviles en consecuencia
Una vez q el entrenamiento había terminado,
el equipo observó q, en presencia de las crías, las madres no se quedaban “congeladas”
como cuando estaban solas. X el contrario, trataban de proteger a sus pequeños
atacando el tubo x donde venía el olor o acumulando trozos de material del nido
para bloquear el tubo. Si los cachorros eran un poco mayores, los aseaban y los
mantenían en contacto físico con ellas mismas
Sin embargo, cuando los científicos
bloquearon la actividad de la oxitocina en la amígdala de las madres, estas
comenzaron a quedarse quietas tan pronto como percibían la amenaza,
independientemente de la edad de sus crías, olvidando, x así decirlo, sus “deberes
maternos”
Otro resultado q sorprendió a los
científicos durante el experimento es el hecho de q las crías de más edad cuya
madre, en vez de atenderlas, habían respondido a la amenaza x congelación (xq
la oxitocina en la amígdala fue inhibida), no aprendieron a reconocer el olor a
menta como una amenaza. Cuando estos ratoncitos fueron luego colocados solos en
una caja, y expuestos al mismo olor, no se quedaron inmóviles. X otro lado, las
crías cuyas madres les tenían debidamente abrazados a ellas se paralizaron
cuando se enfrentaron a la misma situación. Una feromona emitida x la madre
cuidadora podría ser la causa de este tipo de aprendizaje de las crías