El
viaje con ella se podría resumir en una sola palabra: Risas. Todo el rato
Caritina estuvo riéndose. Tenemos un humor simple y similar, x lo q el viaje
dio de sí
Llegamos
a Vitoria y tras dejar el coche aparcado a un kilómetro del centro, nos pusimos
a caminar x la ciudad verde. Me llamó mucho la atención la cantidad de
bicicletas q había x la ciudad… No veía tantas desde q estuve en Ámsterdam hace
años. ¡Q envidia de ciudad! Yo quiero una ciudad x la q se pueda circular en bicicleta
con seguridad y sin peligro. En ese aspecto, la ciudad es la mejor de España
Al
llegar a nuestro apartamento, llamamos a Resu, la dueña de los apartamentos,
pues el pin con el q debíamos acceder al interior del inmueble no funcionaba.
Un niño q había en el portal nos abrió la puerta y en el descansillo, como no sabíamos
el piso donde se encontraba nuestro apartamento, hablamos con Resu… En ese
momento se nos quitó la risa de la cara al saber q “Bookin” no había
formalizado la reserva, pero si q haía cobrado el dinero… Menos mal q Resu se
portó y q únicamente quedaba un solo apartamento libre… Menos mal
Tras
ese incidente, fuimos a patear la ciudad y a conocer el ambiente q se gastaban
los vitorianos. La verdad q el ambiente x la calle Cuchillerías era bastante
animoso, pero era la zona Covid x excelencia. Jóvenes sin mascarilla,
aglomeraciones… Yo la verdad q flipé un poco
Al
día siguiente nos hicimos un “free tour” gracias a Koldo, q muy majo y con
mucho desparpajo nos fue descubriendo algunos de los lugares de la ciudad medieval.
Conocimos la catedral de Santa María Inmaculada. Allí discrepamos un poco de la
guía, pues nos comentó q la talla de la virgen era del Siglo XIV, pero no nos
encajaba con nuestra catedral, q supuestamente era gótica… No sé, nos quedamos un
poco extrañados
Para
comer, q mejor lugar q un restaurante de la guía Michelin, la verdad q las
almejas, el pulpo, las verduras con tempura y el postre estaban deliciosos,
pero bueno, con el vino Txacolí pasó algo mejor, jajaja. X la noche nos fuimos
de pintxos a los bares q nos había recomendado Koldo, pero de manera lamentable
solamente pudimos degustar uno de ellos, el Sagartoki; donde su pintxo estrella
era el huevo frito con patatas y picadillo. No os imaginéis q es lo q tenéis en
mente, pues era una interpretación… Como si fuera un ravioli x el q hay q pagar
2,50 euros, y 20 céntimos más si lo comes de trufa… Quisimos ir a algunos más
como el Saburdi, Perretxico, Bar Txiki y Kea, pero en esta era Covid, sin sitio
en terraza no te atienden… Pasando más hambre q los pavos de Manolo…
Para
paliar esa situación nos acercamos a un “Supercor” a comprar alguna mier***
para llevar a la boca junto con alguna cerveza, pero… No venden alcohol a
partir de las 22:00h… Ley seca. En fin… En cuanto a tapeo o zonas de pintxos… Me
quedo con León
Menos
mal q tiene zonas super chulas para poder tomar algo al aire libre y con
distancia social, mientras disfrutas de una rica cerveza IPA en “Falerina
Taberna” con una banda sonora típica vasca como Huntza y su Aldapan Gora
Ains
Caritina q risas pasamos disfrutando y conociendo Vitoria, tenemos q hacer muchos
más viajes 😊