miércoles, 3 de octubre de 2018

eL NoBeL De QuíMiCa 2o18…



Desde q las primeras semillas de la vida surgieron hace unos 3.700 millones de años, diferentes organismos se han extendido hasta los lugares más insospechados de la Tierra, llegando a aguas termales, la profundidad de los océanos y los desiertos más áridos, todo xq la evolución ha resuelto una serie de problemas químicos. Las herramientas químicas de la vida, las proteínas, han sido optimizadas, modificadas y renovadas constantemente, creando la increíble diversidad q conocemos ahora. Los tres premiados con el Nobel de Química de 2018 han logrado poner las riendas a esa fuerza de la naturaleza en nuestro propio beneficio

La estadounidense Frances H. Arnold, su compatriota George P. Smith y el británico Sir Gregory P. Winter son los “padres” de la llamada “evolución dirigida”, la creación de proteínas en laboratorio con los mismos principios, el cambio genético y la selección, q utiliza la evolución natural. Con su trabajo, recuerda la Real Academia de las Ciencias de Suecia, se ha conseguido promover una industria química más ecológica, producir nuevos materiales, fabricar biocombustibles sostenibles, mitigar enfermedades como el cáncer metastásico y salvar vidas

La mitad del premio se lo ha llevado Frances H. Arnold, del Instituto Tecnológico de California en Pasadena (EE.UU.), la primera mujer en ganarlo desde hace nueve años. En 1993, condujo la primera evolución dirigida de enzimas, proteínas q catalizan reacciones químicas. Desde entonces, ha refinado sus métodos, q ahora se utilizan habitualmente para desarrollar nuevos catalizadores. Los usos de estas enzimas incluyen la fabricación de sustancias químicas más respetuosas con el medio ambiente, como productos farmacéuticos, y la producción de combustibles renovables para un transporte más ecológico

La otra mitad del Nobel la comparten Smith, de la Universidad de Misuri en Columbia (EE.UU) y Winter, del Laboratorio de Biología Molecular en Cambridge (Reino Unido). En 1985, Smith desarrolló un elegante método conocido como terapia de fagos, x el q un bacteriófago (un virus q infecta las bacterias) se puede utilizar para desarrollar nuevas proteínas. En este caso, es el virus el q cura

X su parte, Winter usó la misma fórmula para impulsar una evolución dirigida de anticuerpos, con el objetivo de producir nuevos productos farmacéuticos. El primero conseguido con este método, el “adalimumab”, fue aprobado en 2002 y se utiliza para la artritis reumatoide, la psoriasis y enfermedades inflamatorias intestinales. Desde entonces, la terapia de fagos ha producido anticuerpos q pueden neutralizar toxinas como el ántrax, contrarrestar enfermedades autoinmunes como el lupus y luchar contra el cáncer metastásico

Como explican desde la academia sueca, “estamos en los primeros días de la revolución de la evolución dirigida q, de muchas maneras diferentes, está trayendo y traerá el mayor beneficio para la humanidad”