“¿De
q planeta viniste?”, le preguntó el narrador Víctor Hugo Morales a Diego
Armando Maradona tras su “cabalgada galáctica” contra Inglaterra en México 86.
Sería del mismo del q llegó Rafael Nadal, coronado ayer otra vez en un “grande”,
el 19º de su carrera, instalado x mérito propio en el Olimpo del deporte
mundial. Lo hizo ante Daniil Medvedev, en un partido épico, otro más, para la
historia (5-7, 3-6, 7-5, 6-4, 4-6)
“Extraterrestre”
le llaman los periodistas y sus rivales, a él, un chico de Manacor con dos
brazos y dos piernas. Quizá lo q no es de este mundo es su cabeza. A sus 33
años, la determinación y el hambre no han desaparecido. El trasero, igual
de bajo en el resto. La comisura del labio, siempre torcida. Los músculos en
tensión, la concentración en cada punto. En la treintena, algunos creyeron q su
carrera descarrilaba. Entre lesiones y problemas mentales, se esfumó de los grandes
escenarios del tenis
Pero
ha demostrado q, con salud, hoy puede competirle a cualquiera. En los doce “grandes”
de los últimos tres años, solo se ha bajado de las semifinales dos veces. Y
cuando ha llegado a finales (siete ocasiones) se ha impuesto en la mayoría,
cinco. Más fortaleza mental. Y todavía más necesitaba ayer, xq se disputaban
dos partidos: el q jugaba contra Medvedev y el q disputa contra la historia. Es
decir, la carrera contra Roger Federer (20 “grandes”) y Novak
Djokovic (16) x lograr el mejor palmarés de la historia del tenis
El
arranque del primero fue una batalla magnífica, q se decidió x detalles.
Medvedev, de 23 años, no era un rival fácil, a pesar de la bisoñez del ruso en
la planta noble del tenis. Hasta esta cita en Nueva York, no había pasado
de octavos de final de un “grande”. Pero este año ha despuntado. Nadie ha
ganado más partidos q él en la temporada y ha tenido un verano magnífico en
pista dura. Con Nadal, es quizá el tenista más en forma del circuito
Nada
más comenzar, el ruso forzó un punto de ruptura del saque de Nadal. Con el paso
del set, desplegó todas sus armas: un saque tremendo y sin apenas fallos, una
derecha notable y una solidez sorprendente en el fondo de la pista. Mide 1,98
metros y su envergadura le permitía llegar a las bolas angulosas. Nadal no se
encontraba del todo cómodo. Erró algunas derechas sin complicaciones, asomó la
caña de su raqueta. El más grave, cuando Medvedev volvió a tener otro
punto de ruptura y Nadal se lo regaló con un revés impropio de él, q cayó en la
red. El español le devolvió la moneda en el siguiente juego y desde ahí los dos
fueron con el cuchillo entre los dientes: Medvedev con agresividad y variedad
de golpes. X ejemplo, muchas dejadas, q al principio del partido fueron muy
efectivas
Apoyado
en un saque muy consistente, como en el resto del torneo, el servicio de Nadal
no corría peligro. Se le escaparon varios puntos de ruptura, pero no se
desesperó. En el último juego del set cerró un peloteo excelente con un zarpazo
de su derecha q le ponía 15-40. En la segunda bola de set, la presión pudo con
Medvedev y dejó escapar la manga con un smash de revés defectuoso, q ni
siquiera llegó a la red (5-7)
La
segunda manga podría haber tenido más historia. Con un 0-40 para adelantarse
1-3, desperdició cuatro puntos de ruptura. A cualquiera le hubiera pasado
factura mental. No al blindaje mental del de Manacor. Dos juegos después, conseguía
la deseada rotura de servicio y de ahí el set fue cuesta abajo
Medvedev
no había dicho la última palabra. Con dos sets en contra, cualquiera hubiera
tirado la toalla. Él se recompuso y volvió a la batalla. Peloteos
larguísimos, en duración y en colocación de la bola, con la movilidad intacta a
pesar del paso de las horas. Acabó el set igualado y en el juego definitivo se
colocó 0-40. Demasiado para Nadal, q cedió la manga ante ovación del público.
Ya era un partidazo
El
resto fue pura tensión. En un cuarto set igualado al máximo, Medvedev,
convertido en un frontón, lo ganó al final con dos “passing” de revés de
ensueño. Nadie en la Arthur Ashe quería q se acabará el partido. Será
un encuentro eterno, q acabó en un quinto set otra vez dramático. No era tenis,
era emoción pura. Acabó con un resto de Medvedev q se perdió más allá de la
línea. Nadal, cuerpo a tierra, como en las mejores ocasiones
Tras
esta hazaña, Federer ya siente el aliento de Nadal en la nuca. Se queda a
un “grande” del suizo y con la sensación de q, con su dominio en tierra
batida y la evolución de su juego en pista rápida, el empate es probable. Y el “sorpasso”,
posible