Suele decirse q las segundas partes
nunca fueron buenas, pero en esta ocasión, el bizcocho de Sofí si q lo fue, y
lo superó con creces…
Llevábamos tiempo sin poder hacer un
desayuno o una merienda todos juntos, y Sofí, con lágrimas en los ojos se
levantó de la mesa, levanto la mano y dijo: “¡Me ofrezco voluntaria para traer
mañana el desayuno!”. En ese momento todos la aplaudimos y le dijimos q era muy
valiente x haber aceptado el reto al q se enfrentaba
El día después, todos esperábamos el
bizcocho con gran ansia, era media mañana y los estómagos rugían con ganas,
unos más q otros la verdad. Sofí llegó a la cantina y se dispuso a sacar el
bizcocho de la bolsa en la q lo traía… Cuando vimos q solamente nos traía 1/3
para 6 personas, la miramos ojipláticos pensando q era una broma y q se sacaría
de una supuesta chistera mágica los otros 3/4 q faltaban allí… Pero no, era lo
q había… Se había atrevido a traernos una mísera porción del bizcocho con el q
tanto nos deleitó el día anterior… No dábamos crédito la verdad
Después de aquello ya nada podía irnos
peor, x lo q al unísono le suplicamos q eso no podía quedar así y q debería de
arreglar el desaguisado q había creado, eso no se podía consentir, x lo q
acepto las criticas como si del jurado de “Master Chef” se tratase y se puso las
pilas para el día siguiente; volver a repetir el bizcocho
A la mañana siguiente, el almuerzo se
esperaba de otra manera, ya q esta vez, hasta nos hizo un tutorial de cómo lo
había creado (ahora sabemos q no lleva pimientos, x lo q Sinosuke Nohara
también podría haberlo comerlo). Al sacarlo de la gran bandeja flipamos de lo
grande q era, ¡hermoso! Esta vez la pequeña Sofí había aprendido la lección,
con los estómagos de los compañeros de turno, no se juega…
Un rico bizcocho del q pudimos repetir
y del q luego suspirábamos x poderlo terminar, ya q no nos entraba más, jajaja.
¡Así q un gran hurra x Sofí y su delicioso bizcocho! ¡Hurraaa!