jueves, 28 de marzo de 2019

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Vasili Kamotski, un corpulento y barbudo ganadero siberiano de 28 años y 168 kilos de peso, se ha proclamado campeón absoluto del “Siberian Power Show” de Krasnoyarsk en la modalidad de “bofetadas”. Lo ha logrado a sopapo limpio, aguantando con firmeza y resignación las acometidas de sus rivales y siendo él quien los terminó noqueando después de dejar sus rostros llenos de hematomas y puede q también con alguna lesión cerebral

Según las reglas del duelo, los contendientes se colocan uno frente al otro separados x una mesa, q les sirve para sujetarse y no perder el equilibrio tras el golpe. Se decide con una moneda al aire quién comienza y tras la primera bofetada, propinada lógicamente con la mano abierta en al carrillo de su contrincante, le toca después a él el turno de soportar el testerazo. Hay q sacudir y poner alternativamente la otra mejilla hasta q uno de los dos se rinde o pierde el conocimiento

De da la circunstancia de q Kamotski, q se ha embolsado 30.000 rublos (410 euros) x su victoria acudió al espectáculo como espectador sin la menor intención de participar. Pero, al observar su porte, los organizadores le convencieron de q tenía enormes posibilidades de ganar si competía. No se equivocaron. “No les pegué con toda mi fuerza”, aseguraba el joven granjero, pero nadie lo diría viendo cómo sus rivales salían catapultados hacia atrás después de recibir la bofetada

Respondiendo a preguntas de periodistas locales, Kamotski asegura q “no soy pendenciero, nunca me he peleado con nadie, soy una persona muy pacífica”. Según sus palabras, “tampoco voy a ningún gimnasio. Antes sí, pero lo dejé x falta de tiempo”

La mecánica de este tipo de enfrentamiento es idéntica a los duelos con pistola con lo q se dirimían en Rusia y en otros países de Europa en el siglo XIX las afrentas de honor. Se disparaban sucesivamente x turnos hasta q uno de los dos caía herido o muerto
Kamotski, q tiene su hacienda en Ilanski, poblado situado a pocos kilómetros al este de Krasnoyarsk, participó también en un concurso de comer “pelmeni”, una especie de ravioli un poco más grande relleno de carne, patata, salmón o repollo. Se dio un enorme atracón y venció también. Había q devorar un kilogramo de esta pasta típica de la cocina rusa en 10 minutos y los consiguió. En esta modalidad ya había cosechado antes muchos premios. De ahí q le apoden con el nombre de “Pelmén”