El
Senado canadiense aprobó legalizar el cannabis en junio de 2018, permitiéndose
la producción y consumo de la sustancia a partir del 17 de octubre del mismo
año. La importancia q tiene este hecho viene determinada x el potencial
político y económico del país, ya q es el primer miembro del G-20 q lo hace
De
este modo, se une a la lista cada vez más larga de países q han optado x
reducir las restricciones respecto a la producción, comercio y consumo de esta
sustancia y apostar x vías más aperturistas
Estas
varían en un rango q va desde la mera despenalización hasta el libre comercio,
desde la venta de la sustancia en su estado natural (marihuana) hasta solamente
el comercio de sus extractos (cbd o thc), y desde la venta para consumo
exclusivamente terapéutico hasta la venta también para uso lúdico o recreativo
como, de hecho, ha sucedido en el caso de Canadá
Al
margen de esta situación, los malos resultados de las políticas
prohibicionistas, q tenían x finalidad reducir el consumo de la sustancia, son
una realidad a nivel internacional q no puede obviarse a poco q se analicen los
índices de consumo
Así,
en la Unión Europea, 91,2 millones de ciudadanos de entre 15 y 64 años
manifiestan haber consumido cannabis alguna vez en su vida, lo q supone un 27,4
% de la población en ese grupo de edad, según datos de 2019 del
Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías
Y
a ello habría q sumar q de los países q han realizado encuestas desde 2016,
seis notificaron estimaciones más altas de consumo, cinco se mantuvieron
estables y solamente uno notificó estimaciones más bajas q en las anteriores
encuestas
En
España los datos de consumo son sustancialmente más elevados, continuando una
tendencia creciente q se inició en el año 2013 y q ha llevado en el año 2017 a
un porcentaje de consumo (alguna vez en la vida y para el tramo de edad
señalado anteriormente) del 35,2 %, el valor más alto de la toda la serie
histórica, cuyos datos se remontan a 1995
Hasta
el momento, la principal razón q ha justificado la prohibición del cultivo y
consumo de cannabis, al menos de forma pública y obviando otras causas
socioeconómicas objeto de polémicas, se ha basado en la consideración de sus
supuestos efectos peligrosos para la salud y de un limitado poder terapéutico,
aspectos q quedaban asumidos x su inclusión en la lista de la Convención Única sobre
Estupefacientes de las Naciones Unidas de 1961
Sin
embargo, dos fenómenos recientes han venido a cuestionar este planteamiento. El
primero, la continua investigación sobre los usos terapéuticos de la sustancia.
Y, el segundo, consecuencia del anterior, el envío de la carta del director de
la OMS, Tedros Adhanom, al secretario general de las Naciones Unidas, Antonio
Guterres, solicitando eliminar el cannabis de la lista de drogas más
peligrosas, lo q implicaría someterlo a un nuevo estatus regulador
En
lo referente al uso terapéutico, a su vez, se han dado avances importantes. X
un lado, se ha venido a confirmar la posibilidad de q el consumo de cannabis
precipite ciertos cuadros psicóticos latentes en personas predispuestas, pero
se ha reducido la presunción de su papel determinista y explicativo-causal en
la generación de los mismos
X
otro, y como bien podemos apreciar los profesionales en consulta, se ha
incrementado de forma considerable el número de usuarios q utiliza cannabis
para paliar sintomatología diversa relacionada con múltiples enfermedades,
aprovechando los beneficios de consumo de la sustancia avalados x los resultados
de las últimas investigaciones y q se extienden tanto a enfermedades
físicas como mentales
Así,
entre las primeras, podemos mencionar el uso de cannabis para mejorara los
trastornos no oncológicos q cursan con dolor crónico y son resistentes a
los fármacos habituales o ciertos resultados q, aunque no son concluyentes, sí
son prometedores en cuanto a la mejoría q genera para tratar cuadros de epilepsia
resistente
Entre
las segundas, ciertos estudios evidencian la capacidad para reducir el
miedo propio del estrés postraumático con la consiguiente facilitación de la
intervención psicológica, o su capacidad para modular la ansiedad, si bien
en este sentido habría q tener en cuenta q aunque dosis moderadas pueden tener
un efecto ansiolítico, dosis altas pueden generar el efecto contrario
Al
margen de los aspectos más puramente sanitarios, la tercera vertiente objeto de
estudio en el debate sobre la legalización es la q ha afectado al factor
económico, dado q la legalización del cannabis generaría una actividad
productiva e industrial de alto impacto
Y
en este sentido, dicha industria podría suponer para España, según algunas
estimaciones, una actividad económica cuya cuantía superara los 8.000 millones
de euros en 2028 (Prohibition Partners, 2019), dadas las idóneas condiciones
climatológicas y tecnológicas existentes en nuestro país para su desarrollo
X
todo ello, y en conclusión, si tenemos en cuenta los índices de consumo, los
aspectos sanitarios y económicos, y analizamos la tendencia creciente de países
q optan x una regulación más aperturista, así como lo q parece una imparable
progresión internacional hacia la legalización de la sustancia, la pregunta q
cabe hacerse es si no debería ir posicionándose España ante esta situación, con
el fin de obtener cuanto antes el conjunto de beneficios potenciales
(personales, sociales y económicos) q brindaría este nuevo mercado