domingo, 19 de febrero de 2017

FeLiCiDaDeS PLuTóN…


En 1928, Clyde Tombaugh, un hombre nacido en 1906, vivía en Kansas trabajando en una granja junto a su padre. Su afición x las estrellas y el cielo nocturno le llevaron a construirse artesanalmente un telescopio tomando piezas de aquí y allá, entre otras, piezas del viejo coche de su padre. Lo q veía en el cielo con aquel instrumento lo plasmaba en el papel a través de dibujos. Un día decidió enviar aquellos dibujos al observatorio Lowell de Arizona, y a pesar de no tener más q estudios básicos, recibió una oferta de trabajo

El fundador del observatorio, Percival Lowell, había invertido años buscando un planeta, al q denominaban planeta X, q en su opinión afectaba a la órbita de Neptuno pero q no había podido ser contemplado aún. A la búsqueda de aquel planeta X pusieron a nuestro hombre cuando aceptó la oferta de trabajo. El fundador del observatorio había muerto en 1916 sin conseguir su objetivo, pero gracias a sus fondos la búsqueda seguía viva, ahora en manos de Tombaugh

No todos los astrónomos eran optimistas, muchos pensaban q si existiera ese planeta X ya habría sido descubierto en aquel 1928 y q x lo tanto todos los esfuerzos en su búsqueda eran en vano. La labor diaria de Tombaugh consistía en tomar fotos del cielo cuadrante a cuadrante y comparar fotos y fotos para buscar algún cambio en el espacio q denotara la existencia del planeta. Miles de fotos, todas parecidas, con cientos de puntos. Un trabajo tedioso, sin duda

Pero cuando uno es tenaz, a veces, obtiene su recompensa. Así, el 18 de febrero de 1930 Tombaugh detectó un pequeño cambio entre dos fotos, una pequeña mancha q era como una peca en la cara del espacio. En aquel momento nuestro hombre se convirtió en el primer americano en descubrir un planeta: Plutón

El nombre no fue impuesto en el momento, sino q se hizo una petición popular y miles de cartas llegaron de todas las partes del mundo. Finalmente, la sugerencia de una chica de once años de Oxford, Inglaterra, llamada Venetia Burney, de denominar Plutón al nuevo planeta en honor al dios romano del inframundo fue aceptada. Q las iniciales de Percival Lowel coincidieron con el comienzo del nombre propuesto fue un punto a favor para seleccionar Plutón

Si un astronauta visitara Plutón, después de hacer un viaje de unos 5.900 millones de kilómetros, ¿q se encontraría? En primer lugar, y como Plutón es pequeño y ligero, el astronauta pesaría 15 veces menos q en la Tierra (una persona de 70 kilogramos se sentiría allí como si en realidad fuera de cuatro kilos y medio)

Una persona podría dar brincos con facilidad para estirar las piernas. Pero no se encontraría con un clima muy agradable: la temperatura en Plutón ronda los 230 grados bajo cero, muy x debajo de cualquier destino veraniego

Lo bueno es q las jornadas de Plutón son muy largas: duran lo q seis días y medio de la Tierra. Gracias a eso, los astronautas tendrían tiempo y una escasa luz para contemplar las montañas, de cientos de metros de altura, valles, planicies, cráteres y glaciares. Eso sí, no podrían usar ninguna brújula, xq Plutón no tiene campo magnético


Otra de las atracciones de este remoto rincón del Sistema Solar es su atmósfera, q a veces tiene el aspecto de una fantasmagórica neblina. Aparece cuando el Sol incide sobre la superficie, pero se congela cuando llega la oscuridad. No se debe respirar. Está compuesta x un cóctel poco recomendable de nitrógeno, metano y monóxido de carbono