La vuelta a Oporto después de 7 años
supuso una cantidad de recuerdos enormes, ya q desde mi punto de vista, la
ciudad había cambiado a mejor. Seguía con su aire decadente, pero la notaba más
cultural, más reformada, más europea. Si me gustó en su día, ahora me gustó
mucho más
La primera parada en la estación de
metro de Jardim do Morro, para poder contemplar su icónico puente de Luis I y
poder atravesarlo andando y observar la maravilla de ciudad desde lo alto. Era
un auténtico placer poder caminar x allí hasta la catedral, donde había una
boda. Esta vez, como novedad, entré en el claustro, q la otra vez no pudimos
hacerlo. Me gustan las paredes azulejadas tan típicas de Portugal, muy bonito.
De ahí, a escasos metros, la parada obligatoria en la estación de trenes de Sao
Bento, famosa x sus murales azulejados de tonos azules
Muy cerca de ahí, se encuentra la
plaza de la libertad, con la ecuestre estatua de Pedro IV y al fondo el
ayuntamiento de la ciudad. Siguiendo la calle Dos Clerigos, se llega a la
famosa Iglesia y torre de los clérigos, un icono de la ciudad y uno de los
puntos más altos de la misma. Antes de subir a la torre, al lado se encuentra
la famosa librería Lillo & Ermao, donde la famosa escritora J.K. Rowling se
inspiró para crear el mundo Harry Potter. Este lugar lo recordaba con ensueño,
pero se ha convertido en un lugar masificado de turistas y en donde la entrada
a la misma vale 4 euros (a descontar si compras un libro allí)… Un lugar a
evitar si ya has estado
Antes de hacer una parada para comer
en la plaza de Parada Leita, se encuentran dos iglesias pegadas una a la otra,
la iglesia dos Carmelitas y Iglesia do Carmo. En ambas se vuelve a repetir lo
mismo de todas, toneladas y toneladas de pan de oro… Iglesias barrocas q quedan
sobresaturadas… No son de mi estilo favorito, pero son curiosas de ver… Al
salir de ellas y con un gran agujero en el estómago debido a la pateada x la
ciudad, llegó el momento de tomar la famosa “Francesinha”… La primera vez q la
comí me pareció la mayor gochada culinaria, esta vez mi impresión varió un poco
ya q estaba buena, pero… Gochada es, encima era más grande de lo habitual y a
un precio de risa, 8,5 euros… Con eso se acaba el hambre en el mundo
Para bajar la explosiva comida, la
mejor forma era la de subir a lo alto de la torre de los Clérigos, q la vez
pasada tampoco subimos. Las vistas desde lo alto son una pasada y se agradecía
el buen tiempo y el aire q soplaba. Al bajar lo q más me gusta, poder callejear
x las calles portuenses, de esta manera llegué hasta el paseo x donde discurre
el rio Duero antes de su desembocadura. Allí hay un montón de captadores de
turistas para q subas a los barcos y des un agradable paseo x el río, x lo q me
captaron y a ello q fui, jejeje. El paseo x el Duero y los 6 puentes. Es una
pena q el puente De María Pia este cerrado al tráfico ferroviario y este en
abandono, ya q es el verdadero puente q construyó Gustave Eiffel, y no el de
Luis I y el icono de la ciudad. El paseo en el barco fue algo frio, ya q aunque
hacía sol, el aire a la sombra hacía q deseara q terminase ya, jajaja
Otra de las atracciones de la ciudad
es la subida en funicular y ahorrarte de esta manera unos cuantos escalones
(más de 200), para terminar en la plaza Lg 1º de Dezembro, donde se puede tomar
el tranvía clásico y recorrer en el la ciudad. Siguiendo el camino, uno se topa
con la Iglesia da Ordem do Terço, con una fachada de azulejo muy llamativa y q
merece la pena ver, x el ambiente de la plaza y la calle de tiendas q hay x
allí, la calle de Santa Catarina. Aquí se encuentra la famosa cafetería Majestic,
de estilo de principios de Siglo XX
Después de todo este día paseando, mis
pies necesitaban descanso… Para mañana más