El archipiélago noruego de Svalbard,
un grupo de islas en el océano Glacial Ártico, frente a Groenlandia,
esconde numerosas peculiaridades tras sus escarpadas y blancas montañas.
Longyearbyen es el nombre de la capital del archipiélago en el q sólo tres
islas están habitadas: la isla del Oso (Bjørnøya), Hopen y Spitsbergen.
En esta última (la mayor de las tres) se encuentra Longyearbyen y sus poco más
de dos mil habitantes presumen de vivir en el pueblo más septentrional del
planeta. Durante más de cuatro meses no ven la luz del sol y la vida se
desarrolla tranquila, sin más sobresalto q toparse con uno de los miles de osos
polares q pueblan la zona
Pero quizá lo más llamativo de este
enclave es q en él está prohibido morir. Una ley q rige en Longyearbyen desde
1950 obliga a emigrar antes de pasar a la otra vida, debido a q los
cuerpos no se descomponen en un hábitat en el q el frío puede alcanzar los 46
grados bajo cero y la máxima de las últimas dos décadas no alcanza los 18
grados en junio. Los cementerios están prácticamente vacíos desde hace 68
años. En el caso de q a un habitante se le diagnostique una enfermedad terminal
o se tema x su vida, debe ser trasladado. Incluso la ley recomienda q las
embarazadas se trasladen al sur, a la península, a lugares más cálidos de Noruega,
para dar a luz
El problema de los cuerpos q no
alcanzan la descomposición radica en la propagación de los virus. El temor de q
los cadáveres diseminen enfermedades no es infundado. En 1998 un
equipo de investigadores exhumó varios cuerpos de marineros y encontró en ellos
virus de una epidemia mortal de gripe q arrasó esta localidad minera en 1918.
El lado positivo fue q la exhumación sirvió para crear una vacuna contra
esta gripe. El problema de q los muertos no se descompongan afecta en realidad
a casi todos los países nórdicos, sin embargo en Svalbard es especialmente extremo.
Para los románticos q busquen el descanso eterno en su ciudad, existe la
posibilidad de incinerarse fuera del archipiélago y esparcir luego las cenizas
x las laderas blancas del pueblo
En estas islas, descubiertas x el
holandés Willem Barents en 1596, también rigen otras leyes curiosas.
Como hogar de miles de osos polares, una ley obliga a los habitantes a portar
rifles para poder defenderse si se aventuran fuera de los poblados.
Longyearbyen recibe cada temporada a numerosos jóvenes, puesto q alberga un
centro de estudios, la UNIS (Universitetssenteret på Svalbard), donde
se imparten clases de geología, geofísica, tecnología (ingeniería) y biología