martes, 27 de marzo de 2018

PRoHíBiDo MoRíRSe eN LoNGYeaRDBYeN...



El archipiélago noruego de Svalbard, un grupo de islas en el océano Glacial Ártico, frente a Groenlandia, esconde numerosas peculiaridades tras sus escarpadas y blancas montañas. Longyearbyen es el nombre de la capital del archipiélago en el q sólo tres islas están habitadas: la isla del Oso (Bjørnøya), Hopen y Spitsbergen. En esta última (la mayor de las tres) se encuentra Longyearbyen y sus poco más de dos mil habitantes presumen de vivir en el pueblo más septentrional del planeta. Durante más de cuatro meses no ven la luz del sol y la vida se desarrolla tranquila, sin más sobresalto q toparse con uno de los miles de osos polares q pueblan la zona

Pero quizá lo más llamativo de este enclave es q en él está prohibido morir. Una ley q rige en Longyearbyen desde 1950 obliga a emigrar antes de pasar a la otra vida, debido a q los cuerpos no se descomponen en un hábitat en el q el frío puede alcanzar los 46 grados bajo cero y la máxima de las últimas dos décadas no alcanza los 18 grados en junio. Los cementerios están prácticamente vacíos desde hace 68 años. En el caso de q a un habitante se le diagnostique una enfermedad terminal o se tema x su vida, debe ser trasladado. Incluso la ley recomienda q las embarazadas se trasladen al sur, a la península, a lugares más cálidos de Noruega, para dar a luz

El problema de los cuerpos q no alcanzan la descomposición radica en la propagación de los virus. El temor de q los cadáveres diseminen enfermedades no es infundado. En 1998 un equipo de investigadores exhumó varios cuerpos de marineros y encontró en ellos virus de una epidemia mortal de gripe q arrasó esta localidad minera en 1918. El lado positivo fue q la exhumación sirvió para crear una vacuna contra esta gripe. El problema de q los muertos no se descompongan afecta en realidad a casi todos los países nórdicos, sin embargo en Svalbard es especialmente extremo. Para los románticos q busquen el descanso eterno en su ciudad, existe la posibilidad de incinerarse fuera del archipiélago y esparcir luego las cenizas x las laderas blancas del pueblo

En estas islas, descubiertas x el holandés Willem Barents en 1596, también rigen otras leyes curiosas. Como hogar de miles de osos polares, una ley obliga a los habitantes a portar rifles para poder defenderse si se aventuran fuera de los poblados. Longyearbyen recibe cada temporada a numerosos jóvenes, puesto q alberga un centro de estudios, la UNIS (Universitetssenteret på Svalbard), donde se imparten clases de geología, geofísica, tecnología (ingeniería) y biología