Hace más de 3.500 millones de años,
las bacterias fueron las principales responsables de "fabricar" una
atmósfera respirable en la Tierra. Ahora, un equipo internacional de biólogos y
químicos cree q sería posible utilizar el mismo tipo de organismos para hacer
lo propio con Marte, terraformándolo hasta convertirlo en un mundo similar
al nuestro. El estudio se ha publicado en “Science”
Los científicos, procedentes de varias
universidades de Australia, Reino Unido, Francia e Italia, basan su
"sugerencia" en el hallazgo de la extraordinaria habilidad de
las Cyanobacterias, antes llamadas "algas verdiazules", para
llevar a cabo la fotosíntesis incluso en las condiciones de iluminación más
bajas
Las Cyanobacterias se cuentan entre
los organismos más antiguos de la Tierra, y entre sus habilidades destaca la de
haber sido capaces de convertir, a través de la fotosíntesis, la primitiva
atmósfera terrestre rica en metano, amoniaco y otros gases de efecto invernadero
en el delicado compuesto q actualmente es capaz de sostener todas las formas de
vida de nuestro planeta
Los procesos fotoquímicos utilizados x
estos antiquísimos microorganismos son bastante similares a los de la auténtica
legión de plantas multicelulares q se desarrollaron después, y gracias a los q
la atmósfera terrestre mantiene más o menos intacta su composición actual. El
proceso implica el uso de luz roja, y si la mayor parte de las plantas son de
color verde es xq la clorofila no es capaz de absorber energía de esa franja
del espectro lumínico y la refleja
La luz, sin embargo, resulta de la
máxima importancia para la fotosíntesis. Tanto, q ni plantas ni bacterias son
capaces de crecer en ambientes demasiado oscuros. Los investigadores se
centraron precisamente en este punto, para averiguar cuál es el "límite de
oscuridad" q puede llegar a tener un entorno capaz de permitir el proceso
y más allá del cual la fotosíntesis ya no sería posible
X eso, con el biólogo de la
Universidad Nacional de Australia Elmars Krausz a la cabeza, los científicos
pusieron a prueba la habilidad de una especie concreta de Cyanobacteria, Chroococcidiopsis
thermalis, para llevar a cabo la fotosíntesis en condiciones de poca luz
Los investigadores esperaban q la
fotosíntesis se "apagaría" a una longitud de onda de la luz de 700
nanómetros, un límite ampliamente consensuado y conocido como "el límite
rojo". Pero Krausz y su equipo se encontraron con algo q no esperaban:
Chroococcidiopsis thermalis superaba
ampliamente ese límite, y seguía fotosintetizando en longitudes de onda de
hasta 750 nanómetros. Un hallazgo q no solo representa una significativa
extensión de la capacidad de hacer la fotosíntesis con poca luz, sino q también
describe un sistema q es capaz de "funcionar" con una cantidad muy
inferior de combustible biológico. En palabras de los investigadores, se trata
de "un fotosistema de baja energía sin precedentes"
Los biólogos descubrieron q la clave
para esta capacidad hasta ahora desconocida radica en la presencia de una serie
de clorofilas de longitud de onda larga q no habían sido detectadas
previamente. Así, los científicos rastrearon los orígenes de estas clorofilas hasta
el genoma de C. thermalis, y descubrieron q estaba ubicado en un conjunto de
genes específicos q es común a muchas especies de Cyanobacterias, lo cual
sugiere q la capacidad para superar el "límite rojo" podría ser algo
común
Para Krausz, esta recién descubierta
capacidad resulta de lo más prometedora para el uso de Cyanobacterias como
agentes de terraformación interplanetaria. De hecho, el establecimiento de
colonias en otros mundos pondría en marcha una transformación atmosférica q,
eventualmente, debería desembocar en unas condiciones favorables para la vida, incluso
la de los seres humanos
X supuesto, si algunas de las vigentes
teorías de la Astrobiología son correctas, las Cyanobacterias (u otras formas
de vida similares) podrían existir ya en otros planetas, en cuyo caso su
habilidad para sobrevivir en las condiciones más extremas de iluminación podría
ser un nuevo indicativo para detectarlas