Para Alice Roberts, una popular
anatomista y antropóloga británica, un cuerpo perfecto no se parece en nada a
lo q la mayoría de los mortales tenemos en mente. A la doctora, conocida entre
sus colegas x quejarse de los numerosos fallos de nuestro “diseño” corporal, se
le planteó el desafío de hacer una versión mejorada de sí misma con
la ayuda de zoólogos y artistas. El resultado puede q sea un ser superior, pero
resulta escalofriante
En una resumida descripción, ese
cuerpo perfecto es una mezcla de avatar con patas de avestruz y bolsa de
canguro. Ese es el aspecto a simple vista, pero todo en este organismo tiene un
motivo justificado, nada está al azar. Para empezar, Roberts explica en su
blog q mejoró la visión conectando los ojos como lo hacen los pulpos, de
forma q se elimina el punto ciego q nuestro cerebro tiene q recrear. Para mejorar
aún más la vista, eligió q los globos oculares fueran un poco más grandes
Como perdemos la audición de alta frecuencia
a medida q envejecemos, Roberts eligió unas orejas grandes y felinas. Para
evitar la asfixia, optó x separar x completo las vías respiratorias del pasillo
para la comida, q nosotros tenemos juntos en un pequeño tramo y q puede dar
lugar a accidentes, algunos mortales. Además, considera más eficiente el
sistema respiratorio de las aves. En ellas, el aire ingresa a los sacos
accesorios en el abdomen y el tórax, q luego se contraen para mantener el flujo
del aire a través de los conductos de los pulmones en una dirección, en vez de
nuestro sistema bidireccional en el q el aire entra y sale x el mismo camino
En cuanto al corazón, el nuestro es un
poco frágil. Resulta q tenemos un par de arterias coronarias q suministran
sangre oxigenada, pero si una se bloquea se produce un infarto de miocardio o
un ataque cardíaco. Otros animales, como perros o conejillos de indias, tienen
muchos enlaces entre las arterias, lo q mejora el suministro. Si una arteria se
bloquea, la otra puede tomar el control. Así q es mejor tener un corazón
perruno
Para una renovada columna vertebral,
Roberts elegiría la de un chimpancé, con cuatro vértebras y grandes
ventajas biomecánicas, según ella. Y, desde luego, la investigadora asegura q
cambiaría la forma de dar a luz de las mujeres. ¿No es una locura parir un bebé
de cabeza grande con nuestras pelvis estrechas adaptadas a la postura erguida?
X eso, y esta es sin duda la idea más atrevida de todo el proyecto, la
anatomista se decanta x una práctica bolsa marsupial donde guardar al bebé
nacido prematuramente hasta q este esté listo para independizarse de su
madre. Resulta impactante ver la cabecita de la criatura asomada en la bolsa de
la escultura q representa su yo 2.0. El parto no es fácil, pero esto, Roberts,
es mucho pedir. X otro lado, atención, no hay pechos humanos visibles
Nuestras piernas de simios nos
permiten grandes cosas, como caminar, correr o escalar, pero la rodilla es
demasiado compleja y propensa a las fracturas y la gran cantidad de masa muscular
baja en las piernas hace q moverlas sea bastante ineficiente. Roberts se ha inspirado
en las avestruces, q son bípedas, como nosotros, pero extremadamente buenas
para correr. Los músculos se mueven más cerca del centro del cuerpo, dejando
los pies ligeros y fáciles de mover. Además, “los tendones grandes proporcionan
absorción de choque”
Y para terminar, el envoltorio. La
investigadora dice q su piel pálida es propensa a las quemaduras, lo q aumenta
el riesgo de desarrollar cáncer de piel. Tampoco le convence optar x una piel
oscura, xq es menos eficiente produciendo vitamina D en condiciones de baja
luminosidad. Así q, ¿xq no tenerlo todo? Roberts opta x el truco de los
cefalópodos para cambiar el pigmento de la piel a voluntad
Esta ha sido su forma de reescribir la
evolución. Es solo un juego científico (y televisivo: la propuesta apareció en
un programa de la BBC británica) pero, además de divertirnos, puede hacernos
pensar en cómo nuestro cuerpo no es perfecto y necesita cuidados, y en como el
ser humano no es, en muchos aspectos, la cúspide de la evolución