Esta pequeña
ciudad de la Bélgica germanófona no es q tenga nada en especial, pero visto lo
visto y después de haber recorrido media Alemania… Pues no estaba de más parar
para pasear y poder disfrutar de esta desconocida ciudad belga de habla alemana
La ciudad se
recorre en un plis, tras bajarnos del autobús y a escasos metros de la estación,
uno se encontraba con el ayuntamiento, un edificio de color blanco de estilo
clásico, sin nigun detalle en especial. Lo q si destaca, es la iglesia de San
Nicolás, con sus dos torres gemelas de tejado verde. Me gustó poder pasear xq
la verdad es q hacía un día muy bueno, y x fin pudimos ver el cielo azul y algún
q otro rayo de luz solar… Muy cerca de esta iglesia, tras hacerme la foto,
girabas la cabeza y te encontrabas con el “Klösterchen”, un edificio q si no
entendí mal, había sido un convento de los Franciscanos…
Destaca también
en esta ciudad, la sede del Gobierno de Eupen. Aunque uno estaba en Bélgica y
en esta ciudad había un museo del chocolate, parecía q estabas en la Alemania
profunda, pues en esta zona, casi toda es germano parlante, aunque también hablaban
el francés
Otro de los
atractivos q me llamo la atención, fue una casa q fue construida en 1697 (tenia
la friolera de 319 años, y ahí estaba, en pie), hoy era el “Stadtmuseum” o
museo de la ciudad. Estaba en obras y x la parte de atrás le habían construido
un edificio moderno q no pegaba, desde mi punto de vista, con la fachada
principal… Menos mal q estaba en la parte trasera
El último
atractivo de la ciudad fue la iglesia de “Friedenskirche”, una iglesia evangélica
q estaba situada en una plaza remodelada con un gracioso parque con un barco
pirata de acero inoxidable…
Después del
pequeño paseo x la ciudad, nos fuimos hasta la estación de tren para proseguir
con nuestro viaje, y x escasos dos minutos, perdimos el tren con destino a
Lieja… Una hora esperando x el siguiente…