Luchar contra el imposible, intentarlo
al menos. Ganar. Eso intentaban con máquinas, aspiradoras gigantes… Pero no. La
victoria ya era del campeón. Hay a quien le gusta pasear bajo la lluvia. Para
pensar, para despejarse, para quitarse el dolor de cabeza. Alonso no es de
esos, pero si llega la lluvia se baila. Y no paraba de llover. Clic, clac,
clic, clac… Las gotas caían cada vez más rápidas con ritmo de metrónomo. La
tormenta tropical q asoló Daytona en la madrugada del miércoles al
jueves era un aviso de lo q estaba x venir
Suele ser así la vida. Antes avisa. A
veces. Eso hizo el año pasado Fernando Alonso, vino a uno de los circuitos más
legendarios del planeta a avisar de q pensaba ganar, de q quería ganar, de q
iba a ganar. Alonso, otra vez en la historia, de vuelta a casa. Alonso
q puede con todo, con la leyenda de Daytona, con sus peligros, con la lluvia q
no cesa, con los prejuicios y los miedos, con los q pensaban q ya se había ido
de todo y para siempre. Alonso estuvo siempre. Y estará para los siglos, es
eterno. Y ganó. Lo hizo él, no sólo su equipo, sobre todo él, después de
dos turnos mágicos y uno final en el q su escudería recurrió al primer
espada para los momentos en los q hay q enfrentarse a los dragones. Alonso ya
es el mejor piloto de Resistencia del momento, ganó las 24 Horas de Le Mans el
pasado año con Toyota, ahora se lleva las 24 Horas de Daytona con Cadillac, las
dos pruebas más importantes, en Europa, en Estados Unidos, en el mundo
Enhorabuena a Fernando, q sea el
primer triunfo de muchos más en el futuro