El día del sábado fue algo ajetreado, xq las cosas no
salieron como teníamos pensado, pero bueno, al final todo quedó en un susto y
pudimos aprovechar el día al máximo. La malévola de Jess picó a la puerta de la
habitación donde estábamos Lauris y yo para q nos despertásemos y la acompañásemos
a las 7 de la mañana, pero nos dimos media vuelta y seguimos durmiendo, jajaja
Para comenzar la mañana, fuimos hasta el parque de la
Alameda, en pleno centro de Soria, allí estuvimos viendo una exposición de
setas, donde había muchos ejemplares y podías reconocer si eran buenos o malos…
Mejor no probar ninguna y así te libras de todo. Seguimos caminando y paseamos
a lo largo de la calle Collado, con muchas tiendas y muy ajetreada, aunque
hiciera frio, es algo q los sorianos tienen asumido. Pero para pasar el frio lo
mejor es tomar un pincho en uno de sus numerosos bares y probar el torrezno
La mañana pasó y llegó la hora de comer, x la tarde Lauris
y yo nos fuimos de ruta turística x las afueras de la ciudad hasta la ermita de
San Saturio, durante ese pequeño paseo a través de la orilla del Duero hicimos
unas cuantas fotos chulas en las vías del tren venciendo los miedos x si alguna
de las traviesas rompía, jajaja. Nos encanto ese lugar, la ermita fue un
remanso de paz y el paseo muy fructífero. De ahí nos acercamos hasta la
concatedral, a la q llegamos x los pelos, pues estaban cerrando, pero pudimos
entrar y admirar sus columnas y sus techos, me llamo mucho la atención, no me
la esperaba así
Ya x la noche nos fuimos a x la cena, como no pudimos
ir a cenar fuera xq Alba estaba malina, nos acercamos hasta una hamburguesería q
estaba a la vuelta de la esquina. Estaban buenas, pero yo me equivoqué, tenia q
haber pedido el bocadillo con pan de hamburguesa de hogaza… En Soria las cosas
no son lo q parecen, jejeje
Para bajar la cena, lo mejor q pudimos hacer fue
sentarnos de nuevo en la chaise long y rajar y rajar, jajaja. Q bien se nos da
y cuanto nos gusta 😊