España
parte de una buena posición para liderar el despliegue de esta tecnología. Sus
condiciones geográficas, climáticas y socioeconómicas hacen q cuente con una
ventaja comparativa, con respecto a otros países europeos, para convertirse en
una potencia mundial de energía limpia: fuentes de energía renovables, amplios
recursos eólicos y solares, una cadena de valor bien posicionada y una
industria fuerte con “know how” q ya apuesta x el desarrollo a gran
escala del hidrógeno y las pilas de combustible (en especial, en dos de los
sectores más contaminantes: industria y transportes). Un revulsivo, además,
para el sector de las renovables, q en España ya representa al 52% de la
energía instalada. Así pues, el hidrógeno renovable podría ser el combustible
del futuro. Los datos lo avalan. La Unión Europea estima q, hasta 2050, podría
satisfacer un 25% de la demanda mundial de energía, constituyendo un negocio de
630.000 millones de euros anuales, y podría suponer 5,4 millones de puestos de
trabajo. X ello, su apuesta x esta fuente verde de energía como estratégica de
futuro, movilizará 500.000 millones de euros. Esta inversión sin precedentes
acelerará su implantación, desde la fabricación de electrolizadores, hasta
plantas eléctricas renovables, pasando x favorecer su consumo en la industria y
el transporte o las redes de distribución y almacenaje. Un plan de futuro en el
q España no puede quedarse rezagada
El
Gobierno de España es conocedor de esta premisa. En consecuencia, ha adoptado
una política activa de impulso del hidrógeno verde, la Hoja de Ruta del
Hidrógeno. Su objetivo, crear un proyecto de país alrededor del hidrógeno más
allá de 2030 y hasta 2050. Para lograr esta meta se establecen 60 medidas, con
actuaciones diversas en regulación y despliegue en España de esta energía, q
estimulan el desarrollo de toda la cadena de valor asociada al hidrógeno verde
e impulsan especialmente su componente innovador. En total, el Gobierno
movilizará, hasta 2023, una inversión pública de 1.500 millones de euros
procedente de fondos europeos q, con la colaboración público-privada, pueden
ampliarse hasta los 8.900 millones de euros para el año 2030. Concretamente,
entre sus líneas de actuación, el Gobierno contempla llegar a los cuatro
gigavatios (GW) de potencia instalada de electrolizadores en 2030, así como
garantizar el origen renovable de, al menos, el 25% del hidrógeno utilizado x
la industria. En lo q respecta a la movilidad, el objetivo es aumentar el
parque de vehículos propulsados con hidrógeno renovable. Este propósito estará
materializado en una flota de, al menos, 150 autobuses, 5.000 vehículos ligeros
y pesados, y dos líneas de trenes comerciales. Además, se creará una red de 100
hidrogeneras y maquinaria de handling propulsada con hidrógeno en los
cinco principales puertos y aeropuertos españoles. Una inversión transcendental
para poder afrontar los retos q plantea el futuro
El
despliegue de este vector energético en España posicionará a nuestro país como
un referente tecnológico para el futuro. Su potencial de crecimiento
repercutirá en la creación de innovadoras cadenas de valor industrial de alto
valor añadido, impulsando un crecimiento sólido y generando empleo sostenible.
Al tiempo, se avanzará en neutralidad climática y se reactivará la economía
tras la crisis del coronavirus. El compromiso del Gobierno es firme con este
proyecto de país. Lo evidencia impulsándolo mediante una regulación eficiente,
rápida y consensuada, cofinanciándolo junto al sector privado con importantes
fondos europeos o reforzando toda la cadena de valor asociada al hidrógeno
verde, especialmente la innovación. Los instrumentos (Presupuestos para 2021,
Plan de Recuperación, Fondos Europeos Next Generation) están encima de la mesa.
Las iniciativas q aceleran la transformación han sido presentadas. La agenda
verde ya es un hecho, una política clave para el futuro de España. Xq la
energía q viene será verde