Dejamos
atrás Santiago para ir recorriendo las Rías Baixas. Todo esto era nuevo para
mí, ya q nunca había estado más al sur de Santiago
Una
de las primeras paradas obligatorias fue en el pueblo de Iría Flavia, donde me
sorprendió el museo de Camilo José Cela, el primer español en conseguir el
premio Nobel de literatura en 1989. Un lugar idílico, donde enfrente del museo
está el cementerio donde precisamente está enterrado, debajo de un olivo. Cogí
una aceituna del suelo q tiene el arte de un premio Nobel. El museo me sorprendió
para bien, ya q la colección alberga prácticamente todos los libros del
escritor. La visita al museo estuvo genial xq nos la explicó el guía con mucho
detalle y mucho gusto, pudimos charlar y preguntarle muchas curiosidades sobre
Camilo. En el interior alberga también unas piezas de museo del ferrocarril, ya
q el abuelo de Camilo fue no de los fundadores de la línea gallega de ferrocarriles
en el Siglo XIX… No dejéis de visitar este museo si tenéis la oportunidad de
pasar x aquí
El
camino continuaba dirección esta vez al pueblo de Catoira. Yo desconocía la
historia de este pueblo, pero es famoso xq en el primer domingo de agosto se
celebra la romería vikinga. Merece la pena la visita de las torres del oeste,
situadas sobre un promontorio pedregoso a orillas del rio Ulla. Un enclave único
para la defensa del curso fluvial del rio para evitar ataques piratas vikingos
y sarracenos hacia el interior de Galicia. En las fiestas se recrea una lucha
pirata y luego se celebra una comilona con queso…
La
siguiente parada fue en O Grove, para comer marisco. Como no, de los mejores
lugares de Galicia. Q ricas almejas en su salsa, el pulpo a feira, el arroz con
marisco, los postres… Ñam, quiero volver, jejeje
Fue
una parada técnica, xq antes de llegar a Vigo, decidimos parar en un pueblo q
me dejó impresionado con lo bonito q era, Combarro me dejó “maravillao”. Con
esos hórreos a escasos metros de la playa y del puerto, eso no se ha visto en ningún
otro lugar, q bonito. La cerveza en uno de los bares del pueblo junto con la
empanada gallega fue como trasladarse a otro lugar
Ese
ultimo tapeo en el pueblo de Combarro fue el q nos dio fuerzas para llegar a Cangas,
para dar un paseo antes de irnos a descansar viendo el mar con una agradable
temperatura, nada de lluvia aunque con bruma q impedía q se viese la costa
viguesa…