domingo, 23 de agosto de 2020

VaLLe De PoLaCioNeS III…

Con el calabobos mojando el cristal de Copito sin parar y con la calefacción para entrar un poco en calor después de haber estado comiendo en el restaurante “El Corral de Lombraña”, tomamos la CA-281 en dirección Tudanca, nuestro próximo destino

Para los apasionados de las curvas y carreteras de montaña, esta es una de ellas… Me encantó poder conducir x ahí. Uno de los puntos más bonitos está en lo alto del embalse de La Cohilla, desde donde se puede ver la serpenteante carretera q uno va a bajar y donde se ve el impresionante muro de hormigón construido en 1950 para apresar las aguas del rio Nansa. Impresionaba ver la pared prácticamente vertical de la presa y la vegetación q iba trepando x ella. Una pena q estuviese lloviznando, hubiéramos podido hacer muchas más fotografías y Lauris quizás hubiera encontrado el amor en aquel madurito ciclista q iba subiendo el puerto y q aprovechó para abrigarse mientras la susodicha le sacaba unas fotos, jejeje

A medida q íbamos bajando x el puerto viendo las mallas protectoras q cubrían la carretera de pedruscos del tamaño de un elefante, el tiempo mejoraba algo… No llovía, pero el día estaba nublado… Perfecto para poder pasear x el pueblo de Tudanca, declarado bien de interés cultural, con la categoría de conjunto histórico y donde se encontraba la casona de José María de Cossio, miembro de la RAE y autor de un monumental tratado taurino (q bien… Léase con tono irónico) y donde Sergio, al no poder entrar en la casa museo para hacer la visita, nos lo estuvo recordando toda la tarde… Cossio, Cossio, Cossio, Cossio…

Continuamos hasta las cuevas de “El Soplao”, debido a q teníamos reservadas las plazas para las 18:00h, x eso Sergio se quedó sin visitar la casa de Cossio (q hasta hacia 20 minutos no conocía de su presencia). El camino hasta allí fue algo raro, xq “Google Maps”, hasta el pueblo de Celis, nos llevó x la carretera genial, pero de ahí hasta las cuevas, nos llevó x una pista agropecuaria de cemento… Menos mal q no nos cruzamos con ningún coche xq si no… Jess hubiera llorado de nuevo, jejeje

En lo alto del parking q da acceso a las cuevas de “El Soplao”, las vistas eran impresionantes. Allí y a la hora indicada nos fuimos hasta los accesos de la entrada. La pequeña Alba tuvo q llevar mascarilla, pero se la puso y quedó callada mientras Jess nuevamente se puso a llorar al verla con ella, pobrecina… La verdad es q se portó muy bien, no dijo ni mú, nos veía al resto llevarla y lo acató bien. Cuando íbamos a entrar, la entrada mía no pasaba el lector, x lo q rápidamente tuve q ir hasta las taquillas y sacarlas de nuevo impresas allí… No quería perder el tren q da acceso al interior de la mina-cueva

Al final, todo se solucionó y los seis montamos en uno de los tantos vagones del tren. Una vez dentro, escuchamos las explicaciones q una voz de ultratumba nos daba al inicio de la visita. Posteriormente el recorrido de una hora lo hicimos con una guía q nos explicaba las curiosas formaciones de la gruta. Alba estuvo todo el rato en mis brazos (menos mal q mis brazos marmóreos aguantan una niña de 10 kg o más) y para mantenerla entretenida le propuse un juego, poder ver si encontrábamos al gnomo y las hadas q vivían en la cueva. Estuvo entretenida buscando y en silencio, se portó muy bien. En la sala de la ópera, la más bonita de la cueva x sus formaciones, a Alba le hizo gracia xq le recordaban a las gulas, jejeje, q imaginación tienen estos niños :)

La visita a las cuevas es muy recomendable, la única pega q le pondría es lo masificadas q están, no ya x ser tiempos de Covid, si no xq en una hora te despachan… Pierden el encanto, xq es verdad q nos hubiera gustado quizás estar más tiempo en ellas admirando las curiosas formaciones, pero eso no se puede… Así q en ese sentido, me quedo con las de Valporquero, pero son cuevas diferentes y es muy chula

Proseguimos la visita x otros pueblos del valle de Polaciones, y llegamos a San Sebastián de Garabandal, famoso x haber salido en “Cuarto Milenio” y del q yo desconocía el xq… Resulta q en la década de 1960, cuatro jóvenes en edad escolar (Conchita González, Jacinta González, Mari Loli Mazón y Mari Cruz González) afirmaron haber presenciado apariciones del Arcángel San Gabriel y de la Virgen María, para ser advertidas de q la humanidad debía cambiar su rumbo para q todos los hombres fueran “buenos” y ser advertidas sobre un próximo fin de los tiempos, q llegaría tras un milagro universal… Estos supuestos hechos de apariciones marianas de los q no tenían ni idea, hicieron q Jess durante todo el tiempo q estuvimos allí no estuviese cómoda. El pueblo estaba lleno de gente y de coches, pero lo q me llamó la atención, fue q estuviese lleno de gente joven (rollo surferos y demás), no sé, me descolocó mucho este pueblo. Comenzamos a caminar un poco x una de las sendas q llevaba al lugar donde en teoría se apareció la Virgen María, la senda de los Pinos, pero lo dejamos xq Jess sentía mala vibra de este lugar… El “merchandising” q hay en el lugar es para hacérselo mirar… Eso sí, todo previo pago

Tras reanudar de nuevo el camino, paramos en el pueblo de Cosio, muy bonito, con un encanto de casas de piedra y sus típicos balcones cántabros. Aquí solamente nos quedamos Lauris, Sergio y yo, debido a q Alba se había mareado en el trayecto y decidieron regresar hasta la casa rural. Nosotros aprovechamos para visitar el pueblo, tomar una cerveza en el bar del pueblo y pedir la cena para llevar hasta casa. Me encantó poder estar relajado allí, sin prisa, viendo la arquitectura del lugar… Muy bonito, me fui de este pueblo con una sensación muy chula

Con la cena ya recién preparada, volvimos de nuevo x el mismo lugar q habíamos partido en la mañana, pero esta vez ya había anochecido (es lo q tiene realizar un viaje a finales de agosto, donde los días ya se van haciendo más y más cortos), Copito olía a comida y había q ir despacio xq había tramos con niebla… Llegando a la casa rural se nos cruzó un corzo q nos dio un buen susto, sobre todo a mí

Ya en casita, el dueño nos había apañado con cinta de carrocero la cerradura de la puerta y no nos cobró nada. Nos pusimos a poner la mesa y a cenar lo q habíamos traído. Unas hamburguesas para Lauris y para mí, unos platos combinados con filete, gulas, huevos fritos y patatas para el resto, los tomatitos cherry, los postres del día anterior… El caso era cenar y esta vez, aunque a Sergio seguían saltándose los ojos con la comida, se comportó algo mejor, no tuvo angustia x no quedarse sin comer, jajaja

Recogimos la mesa y Sergio se acostó más temprano q las gallinas y q la propia Alba, estaba cansado y necesitaba meditar… Allí nos dejó al resto, aunque he de decir q no tardamos mucho más en irnos a dormir xq estábamos cansados. Nos dimos las buenas noches (o night hight como dice Alba) y cada uno de nosotros se fue a su alcoba correspondiente. Última noche en “La Casa de la Abuela”