Con
el calabobos mojando el cristal de Copito sin parar y con la calefacción para
entrar un poco en calor después de haber estado comiendo en el restaurante “El
Corral de Lombraña”, tomamos la CA-281 en dirección Tudanca, nuestro próximo
destino
Para
los apasionados de las curvas y carreteras de montaña, esta es una de ellas… Me
encantó poder conducir x ahí. Uno de los puntos más bonitos está en lo alto del
embalse de La Cohilla, desde donde se puede ver la serpenteante carretera q uno
va a bajar y donde se ve el impresionante muro de hormigón construido en 1950
para apresar las aguas del rio Nansa. Impresionaba ver la pared prácticamente vertical
de la presa y la vegetación q iba trepando x ella. Una pena q estuviese
lloviznando, hubiéramos podido hacer muchas más fotografías y Lauris quizás
hubiera encontrado el amor en aquel madurito ciclista q iba subiendo el puerto
y q aprovechó para abrigarse mientras la susodicha le sacaba unas fotos, jejeje
A
medida q íbamos bajando x el puerto viendo las mallas protectoras q cubrían la
carretera de pedruscos del tamaño de un elefante, el tiempo mejoraba algo… No llovía,
pero el día estaba nublado… Perfecto para poder pasear x el pueblo de Tudanca,
declarado bien de interés cultural, con la categoría de conjunto histórico y
donde se encontraba la casona de José María de Cossio, miembro de la RAE y autor
de un monumental tratado taurino (q bien… Léase con tono irónico) y donde
Sergio, al no poder entrar en la casa museo para hacer la visita, nos lo estuvo
recordando toda la tarde… Cossio, Cossio, Cossio, Cossio…
Continuamos
hasta las cuevas de “El Soplao”, debido a q teníamos reservadas las plazas para
las 18:00h, x eso Sergio se quedó sin visitar la casa de Cossio (q hasta hacia
20 minutos no conocía de su presencia). El camino hasta allí fue algo raro, xq “Google
Maps”, hasta el pueblo de Celis, nos llevó x la carretera genial, pero de ahí
hasta las cuevas, nos llevó x una pista agropecuaria de cemento… Menos mal q no
nos cruzamos con ningún coche xq si no… Jess hubiera llorado de nuevo, jejeje
En
lo alto del parking q da acceso a las cuevas de “El Soplao”, las vistas eran
impresionantes. Allí y a la hora indicada nos fuimos hasta los accesos de la
entrada. La pequeña Alba tuvo q llevar mascarilla, pero se la puso y quedó
callada mientras Jess nuevamente se puso a llorar al verla con ella, pobrecina…
La verdad es q se portó muy bien, no dijo ni mú, nos veía al resto llevarla y lo
acató bien. Cuando íbamos a entrar, la entrada mía no pasaba el lector, x lo q rápidamente
tuve q ir hasta las taquillas y sacarlas de nuevo impresas allí… No quería perder
el tren q da acceso al interior de la mina-cueva
Al
final, todo se solucionó y los seis montamos en uno de los tantos vagones del
tren. Una vez dentro, escuchamos las explicaciones q una voz de ultratumba nos
daba al inicio de la visita. Posteriormente el recorrido de una hora lo hicimos
con una guía q nos explicaba las curiosas formaciones de la gruta. Alba estuvo
todo el rato en mis brazos (menos mal q mis brazos marmóreos aguantan una niña
de 10 kg o más) y para mantenerla entretenida le propuse un juego, poder ver si
encontrábamos al gnomo y las hadas q vivían en la cueva. Estuvo entretenida buscando
y en silencio, se portó muy bien. En la sala de la ópera, la más bonita de la
cueva x sus formaciones, a Alba le hizo gracia xq le recordaban a las gulas,
jejeje, q imaginación tienen estos niños :)
La
visita a las cuevas es muy recomendable, la única pega q le pondría es lo
masificadas q están, no ya x ser tiempos de Covid, si no xq en una hora te
despachan… Pierden el encanto, xq es verdad q nos hubiera gustado quizás estar
más tiempo en ellas admirando las curiosas formaciones, pero eso no se puede…
Así q en ese sentido, me quedo con las de Valporquero, pero son cuevas
diferentes y es muy chula
Proseguimos
la visita x otros pueblos del valle de Polaciones, y llegamos a San Sebastián
de Garabandal, famoso x haber salido en “Cuarto Milenio” y del q yo desconocía el
xq… Resulta q en la década de 1960, cuatro jóvenes en edad escolar (Conchita
González, Jacinta González, Mari Loli Mazón y Mari Cruz González) afirmaron
haber presenciado apariciones del Arcángel San Gabriel y de la Virgen María,
para ser advertidas de q la humanidad debía cambiar su rumbo para q todos los
hombres fueran “buenos” y ser advertidas sobre un próximo fin de los tiempos, q
llegaría tras un milagro universal… Estos supuestos hechos de apariciones
marianas de los q no tenían ni idea, hicieron q Jess durante todo el tiempo q
estuvimos allí no estuviese cómoda. El pueblo estaba lleno de gente y de
coches, pero lo q me llamó la atención, fue q estuviese lleno de gente joven
(rollo surferos y demás), no sé, me descolocó mucho este pueblo. Comenzamos a
caminar un poco x una de las sendas q llevaba al lugar donde en teoría se
apareció la Virgen María, la senda de los Pinos, pero lo dejamos xq Jess sentía
mala vibra de este lugar… El “merchandising” q hay en el lugar es para hacérselo
mirar… Eso sí, todo previo pago
Tras
reanudar de nuevo el camino, paramos en el pueblo de Cosio, muy bonito, con un
encanto de casas de piedra y sus típicos balcones cántabros. Aquí solamente nos
quedamos Lauris, Sergio y yo, debido a q Alba se había mareado en el trayecto y
decidieron regresar hasta la casa rural. Nosotros aprovechamos para visitar el
pueblo, tomar una cerveza en el bar del pueblo y pedir la cena para llevar
hasta casa. Me encantó poder estar relajado allí, sin prisa, viendo la
arquitectura del lugar… Muy bonito, me fui de este pueblo con una sensación muy
chula
Con
la cena ya recién preparada, volvimos de nuevo x el mismo lugar q habíamos partido
en la mañana, pero esta vez ya había anochecido (es lo q tiene realizar un
viaje a finales de agosto, donde los días ya se van haciendo más y más cortos),
Copito olía a comida y había q ir despacio xq había tramos con niebla… Llegando
a la casa rural se nos cruzó un corzo q nos dio un buen susto, sobre todo a mí
Ya
en casita, el dueño nos había apañado con cinta de carrocero la cerradura de la
puerta y no nos cobró nada. Nos pusimos a poner la mesa y a cenar lo q habíamos
traído. Unas hamburguesas para Lauris y para mí, unos platos combinados con
filete, gulas, huevos fritos y patatas para el resto, los tomatitos cherry, los
postres del día anterior… El caso era cenar y esta vez, aunque a Sergio seguían
saltándose los ojos con la comida, se comportó algo mejor, no tuvo angustia x
no quedarse sin comer, jajaja
Recogimos
la mesa y Sergio se acostó más temprano q las gallinas y q la propia Alba,
estaba cansado y necesitaba meditar… Allí nos dejó al resto, aunque he de decir
q no tardamos mucho más en irnos a dormir xq estábamos cansados. Nos dimos las
buenas noches (o night hight como dice Alba) y cada uno de nosotros se fue a su
alcoba correspondiente. Última noche en “La Casa de la Abuela”