Eli Ink (literalmente Elías Tinta)
se inició en el mundo de los tatuajes gracias a su tío, q se fue de vacaciones
a España y volvió con un “motivo tribal gigante” estampado en el torso. Eli
tenía entonces 16 años y quedó impresionado x esa obra de arte, y x la
posibilidad de usar su propia piel como un lienzo sin límites. Al chaval le
gustaba también Picasso, especialmente su época negra o africana, en
la q las caras empezaron a parecer máscaras, y viceversa. También le
atraían los retratos abstractos de sus amantes, especialmente Dora Maar y Marie
Thérèse Walter. Aunque lo q más le impactó fueron sin duda sus autorretratos,
desde aquel de 1924 con un ojo negro al fechado en 1972, un año antes de su
muerte, en el q casi podía ya verse su calavera
El tatuaje le llevó a Picasso. ¿O fue
al revés? El caso es q Eli Ink ha cumplido ya los 27 y lleva más de 10
años consagrado a la modificación de su propio cuerpo (body modification). Poco
queda ya del chaval pálido y entrado en kilos, crecido bajo los nubarrones del
sur de Inglaterra. Ahora todo el mundo le reconoce en Brighton x su blackout
tattoo: la tinta negra cubre casi todo cuerpo, incluidos los globos oculares, y
su sueño es convertirse en algo así como “una pizarra andante”
Su increíble evolución en estos 10
últimos puede seguirse paso a paso en su cuenta de Instagram
(@eliinkpiercer), q le ha catapultado en las últimas semanas como un fenómeno
global (con la generosa contribución de los tabloides británicos, convertido
poco más o menos q en el último friki)
Pongamos q hubo un tiempo en q el Eli
Ink (su verdadero nombre sería Joshua Rogers) llevaba una vida más o menos
anónima y convencional, como jardinero y al frente de su propia empresa. Los
tatuajes asomaban entonces x sus brazos, pero nada fuera de lo normal en Brighton,
la ciudad más tolerante y excéntrica del Reino Unido. Allí entró en contacto
con la escena de body-mod, hasta q su afición x la pintura acabó
convirtiéndose en su pasión y en su dedicación profesional
A su novia Holly la conoció x aquel
entonces, cuando aún tenía la piel rosácea y manchada de infinidad de tatuajes “pequeños
y malos” q con el tiempo decidió cubrir. Al parecer, Holly no sólo ha dado el
visto bueno a su mutación, sino q comparte su visión artística extrema y no
exenta de riesgos, como cuando decidió hacerse el tatuaje corneal en los ojos
“Siempre seré un trabajo sin acabar y
el resto de mi vida me lo pasaré modificando mi cuerpo y perfeccionando mi
trabajo”, asegura Eli Ink, q se apoya en amigos y conocidos para seguir
avanzando (tatuarse a uno mismo, reconoce, puede resultar insoportablemente
doloroso). “Sé q es una decisión no libre de riesgos, pero esto es un estado
mental, y lo q digan de mí ya no me afecta. La gente más joven me felicita y
siente curiosidad, la gente mayor me suele mirar con desprecio”
Lo de cubrirse casi todo el cuerpo con
tinta negra obedece a una doble misión. “Quería borrar los tatuajes q me hice
cuando era demasiado joven y otros q me hice después y q no me gustaban, sobre
todo en la cara. Así q decidí hacerme un gran tatuaje negro, para luego
hacer sobre él grandes diseños blancos. Y si no me gustan, los vuelvo a cubrir
de negro, de modo q mi piel será como pizarra”
Aparte del body art, Eli se
dedica también a la pintura abstracta. “Ningún pensamiento, pura expresión”... Así
define Eli Ink la “apariencia abstracta”, q en su caso se completa con un plato
labial de 39 milímetros de diámetro, de los lóbulos expandidos (65 mm) de sus
orejas o de los ornamentos q rodean su nariz y convierten su rostro en un
auténtico cuadro. “Me llevó tres años conseguir el alargamiento del labio hasta
su dimensión actual. Fue especialmente doloroso las dos primeras semanas, con
la inflamación... Puede q se quede así durante el resto de mi vida, o no... Me
lo pueden reconstruir fácilmente”
Su decisión más peligrosa, reconoce,
ha sido tatuarse los glóbulos de los ojos, con la pigmentación de la
esclerótica, una práctica q puede ocasionar graves infecciones o dañar la
visión... “Ese es el riesgo cuando dejas q alguien se aproxime a tus
ojos. Incluso los cirujanos más adiestrados pueden cometer un error en
una operación así, pero es lo que tiene. Es una vida llena de riesgo”