sábado, 22 de agosto de 2020

VaLLe De PoLaCioNeS II…


 

Jess y Albita picaron a la puerta de mi habitación a eso de las 08:30h de la mañana… ¿Vacaciones y madrugando? Si, cuando se quieren ver cosas es lo q hay q hacer. Albita quería ver a su nuevo mejor amigo, y allí estaba yo, tapado con la manta del coche xq pensé q iba a pasar frio, pero no, dormí bastante bien. Me pegué una ducha y nos pusimos a desayunar

En la mesa había de todo, sobaos, 4 paquetes de galletas, tomatitos cherry, zumo, los postres del día anterior… ¡Pues Sergio entró en estado de alarma xq igual no nos llegaban las provisiones! Algo le pasa con la comida a este chico q no rige… Menos mal q hay veces q no le hacemos caso, xq si no, jajaja

Lo primero q hicimos fue visitar el pueblo de San Mamés, el lugar donde nos alojábamos. La verdad q los paisajes q se veían desde allí eran impresionantes, y el tiempo acompañaba, x lo q estábamos muy contentos x ello. Hay q decir q Sergio no durmió tranquilo xq en la noche anterior, al ir yo a x la manta a mi coche, intenté abrir la puerta de la calle de la casa rural y se rompió el picaporte… No es mi mano, pero al forzarlo, Jess se quedó con el en la mano… Bueno, bueno, el drama q se montó… Menos mal q la dueña de la casa fue comprensible y no nos hizo pagar nada, pero Óscar y yo q somos un poco perretes, vacilamos a Sergio con q había q apoquinar 100 euros, jajaja

En el trayecto de Pejande a Puente Pumar, nuestra primera parada turística, Sergio estuvo todo el rato preguntando y buscando picaportes de segunda mano y Óscar casi, casi, defensas para el “Picasso”, xq se comió un poyo de piedra al ir a aparcar, menos mal q no se rayó ni pasó nada. El pueblo de Puente Pumar lo recorrimos en apenas una hora, paseando tranquilamente y viviendo uno de los momentos con mas incertidumbre y miedo del viaje, ¿el xq? Ahora lo explico

Resulta q lo más turístico q tiene este pueblo es la casa rectoral o centro receptor y de interpretación del Eco museo Saja-Nansa (una pena el abandono q tenía) y la iglesia. Pues bien, Sergio vio la puerta abierta de la torre del campanario y subió, Alba lo vio y quiso subir también a lomos de Óscar. La escalera era de caracol con peldaños un poco peligrosos y hubo momentos de tensión x si salía algún pájaro o murciélago. Estaba oscuro y se necesitaban en algunos tramos luz artificial para no rodar escaleras abajo. El resto subimos también para intentar ayudar y ver q pasaba. Todo fue bien, no pasó nada grave, pero vivimos un momento surrealista en lo alto de la torre, con las mascarillas puestas, Jess llorando y agarrándose a cualquier cosa, Óscar tensionado con la niña, Sergio orgulloso de su hazaña, Lauris y yo tocando la campana… Fue un momento divertido del q guardaremos un recuerdo positivo, estoy seguro de ello

Tras haber recorrido el pueblo, nuestro próximo destino fue La Laguna, el pueblo donde está la estatua de piedra del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla. Obviamente nos sacamos fotos ahí con él y como era la hora del vermut, tomamos algo en “Casa Enrique” q además, era la panadería del pueblo. Q bien nos sentó estar en la terraza, con el solecito sobre nuestros rostros, mientras todos nos tomábamos unos ricos mostos con aceituna y Lauris un vermut…

Proseguimos nuestro camino para seguir descubriendo pueblos de esta zona, q la verdad, nos estaba encantando. Mil veces le dimos las gracias a Sergio x haber dado la trisca con este valle, un autentico descubrimiento. La siguiente parada fue el pueblo de Tresabuela. Este valle apenas tiene población, sus pueblos suelen tener menos de 50 habitantes, x lo q son el lugar perfecto para poder desconectar y pasar una pandemia. En este pueblo estuvimos columpiándonos en los columpios de las antiguas escuelas y haciendo fotos muy chulas, como la idea q tuvo Lauris al hacer una foto como si fuéramos los Beatles (salvando las diferencias, jejeje)

Como ya iba siendo la hora de comer y como nos quedaba de paso, decidimos parar en el pueblo de Lombraña a comer, en un restaurante q no recomiendo x lo sosos q fueron los camareros, parecía q no querían q fuéramos a comer allí, pero bueno, pudimos hacerlo en la terraza. Las nubes comenzaron a hacer acto de presencia y comenzó a chispear, menos mal q nos habíamos puesto en una mesa bajo el tendejón del restaurante, pero el frio q hacía, no nos lo quitó nadie. Menos mal q íbamos preparados, xq x la tarde íbamos a visitar las cuevas del Soplao, así q estábamos abrigados (Sergio me debe una vida x haberle salvado de morir congelado, q le presté un bañador y un cortavientos). La comida no estaba mala, me prestó mucho comer allí con mis ex becs, pero lo q no me gustó fue el trato, bastante seta la camarera. De primero, Lauris se pidió una ensalada con cecina y queso de cabra, Óscar, Jess y Alba sopa de marisco, Sergio (no recuerdo) y yo unas alubias montañesas. De segundo, Lauris escogió cordero, Óscar, Jess y Sergio las manitas de cerdo y yo filete de lomo. En cuanto a los postres, prácticamente todos nos decantamos x los flanes caseros

Con el frio q hacía en esos momentos, acudimos a los coches para emprender destino a otros pueblos de la zona, xq la tarde, dio para mucho…