En
dicha etiqueta se pueden ver dos cobros: uno de 1,20€ x un café con la leche
caliente de soja, sin espuma y con sacarina y otro cargo de 20 céntimos más x
“técnicas adivinatorias aplicadas al café”
Como
siempre q se viraliza un cobro de este tipo hay varias vertientes: los q se lo
toman con humor y los q claman contra lo q consideran un cobro ilegal y casi
instan al FBI a actuar
Pero
todo tiene una explicación. Alberto Álvarez, conocido como “Pizarrín”, es el
dueño del local y la persona q ha subido a redes sociales el tique. Su
establecimiento ya alcanzó la fama hace unos años x añadir en los pagos un
descuento a feos. El problema es q ahora “se ha complicado el tema de la
fealdad xq con las mascarillas todo el mundo es guapo”
En
la mañana del miércoles, un parroquiano dubitativo ha acudido al local y se ha
dirigido al dueño sin saber q iba a tomar: “Esta mañana venía alguien y decía
‘joder, es q no sé q tomar’. Y bueno, le he dicho q si se lo adivinaba le
cobraba una pequeña comisión de bote”
Este
cliente ha aceptado y, como se puede leer en la cuenta, Alberto Álvarez ha
acertado x lo q ese cargo ha ido directo al bote: “Somos una cafetería familiar
y al final los clientes son más amigos q otra cosa. Con el cachondeo te dicen “si
al final vas a tener q cobrar x adivino” y le he puesto el cargo en el tique y
se lo he dado”
Sobre
la repercusión q está teniendo reconoce q se ha quedado “un poco alucinado” y
ha tenido tiempo de responder a algunas críticas x el cobro, como una persona q
le decía q era “ilegal” hacerlo: “Ya le he respondido q no se preocupe q le
haremos el descuento x feo y así le anulamos el cargo”
El
dueño reconoce q llevan años “haciendo cosas de estas” y q cuando salió toda la
historia del descuento para feos llegó a ser entrevistado en varios programas:
desde Carlos Herrera (COPE) a Pepa Fernández (RNE) pasando x “Por fin no
es lunes” (Onda Cero) y terminando en la televisión. De hecho, ese
descuento a feos ha llegado a convertirse en meme en países de América Latina
Este
local lleva abierto 18 años y, como toda la hostelería, se ha visto muy
perjudicada x las restricciones a bares y restaurantes durante la pandemia.
Pero Alberto no pierde nunca el buen humor
“Nos
hemos ido adaptando como todo el mundo. Cuando ha habido q cerrar, xq lo
importante son los clientes, xq si fallecen no tenemos clientes, y no tenemos
negocio. Adaptándonos y una vez q hemos venido intentando poner toda la
seguridad posible. Al final, más q clientes tenemos amigos y poco a poco con el
uso de la terraza más tarde o más temprano volveremos a funcionar. Apretándonos
entre todos los cinturones, pero con alegría. Otra cosa no, pero humor no nos
falta”, ha señalado