martes, 25 de julio de 2017

25 aÑoS De BaRCeLoNa 92…


Aquella tarde de sábado, en el Estadio de Montjuic, nació el mayor espectáculo del mundo moderno y murió una época. Fue un parto programado cinco años antes y a él Barcelona acudió alegre, orgullosa, serena y preparada. La muerte también estaba prevista y, además, era deseada: había q matar ante los ojos del mundo el tiempo histórico del atraso, la idea del país incapaz, amante sólo de la siesta. Y así fue como nacieron, en un mismo acto, los Juegos Olímpicos de 1992

La inauguración de los Juegos de la XXV Olimpiada, el 25 de julio de 1992, congregó en el estadio a 90.000 personas (63.000 espectadores) y de su seguridad velaron unos 11.000 agentes, El espectáculo lo vieron x televisión unos 3.500 millones de espectadores de todo el mundo, lo q la convirtió durante años en la mayor retransmisión televisiva habida nunca

Josep Carreras, Plácido Domingo, Alfredo Klaus, Montserrat Caballé, Victoria de los Ángeles, Teresa Berganza, Cristina Hoyos y el grupo “La Fura dels Baus” actuaron en aquel espectáculo de tres horas y diez minutos. A las diez en punto de la noche, el Rey Juan Carlos declaró inaugurados los Juegos, a lo q siguió unos leves silbidos apagados x los aplausos mayoritarios de los espectadores

Barcelona, q en los cinco años anteriores se había convertido en el municipio de Europa con mayor volumen de obra pública con una inversión de un billón de pesetas, había preparado los Juegos con un sistema de gestión basado en un claro reparto de cartas: los de las obras se dedicaban a las obras y los de los Juegos, a los Juegos

Aquel 25 de julio, los responsables de la organización afrontaron la jornada inaugural “con la seguridad q da saber q estás preparado para el examen, de q has estudiado, y q es muy difícil q te pillen”. Había miedo escénico, pero mucha seguridad. Y es q la cosa empezó bien. En el comienzo de unos Juegos es muy importante q pasa a la llegada a la ciudad. Y todo funcionó: llegaron en buen estado las canoas, los remos, las bicicletas. Y cuando llegaron los deportistas, alguien les esperaba, nadie se perdió

En la ceremonia de inauguración, un arquero lanzó una flecha sobre un inmenso pebetero y así encendió la llama olímpica en el Estadio. Fue un espectáculo mágico q dejó boquiabiertos a los presentes en el coliseo y a millones de personas en todo el mundo

Esa noche un grupo de periodistas preguntó en un pasillo a un directivo cómo se hubiera encendido la llama olímpica si hubiera fallado el arquero. Detrás del pebetero había un tío con un mechero para encender la llama, les respondió entre risas. Pasados veinte años, se enteraron de q ese día les habían contado, entre carcajadas, uno de los secretos mejor guardados de la ceremonia