El prusiano Alexander
von Humboldt (1769-1859) fue uno de los personajes más seductores del panorama
científico del siglo XIX. Sus contemporáneos lo describieron como el hombre más
famoso del mundo después de Napoleón Bonaparte. Sin embargo, nadie se
acuerda de su figura cuando se mencionan los grandes viajes científicos q
contribuyeron a comprender y conocer mejor nuestro planeta. En esa nómina de
viajeros célebres nunca faltan Charles Darwin, James Cook, Jorge Juan o
Alejandro Malaspina
Humboldt,
fascinado x la ciencia, las mediciones y las observaciones llegaría a realizar
una de las hazañas más memorables del siglo de las Luces. Movido x su inquietud
científica recorrió durante cinco años (1799-1804) miles de kilómetros en el
sur del continente americano acompañado de sextantes, brújulas, mapas,
higrómetros, barómetros, telescopios y libros
La verdad es
q su primer propósito fue viajar hacia la India, a través de Egipto, pero las
guerras napoleónicas le obligaron a mirar hacia España. X intercesión del
ministro Mariano Luis de Urquijo consiguió el permiso y los salvoconductos
necesarios para recorrer toda América latina
Antes de
cruzar la inmensidad oceánica Humboldt se detuvo en las islas afortunadas y
ascendió al Teide. Durante la expedición documentó los cambios de vegetación q
se producían a medida q ganaba altitud y al llegar a la cima realizó la primera
medición de nuestro techo patrio: 3.734 metros. ¡Tan sólo erró en dieciséis
metros!
Es prácticamente
imposible establecer a escala global un ascenso o descenso del nivel del mar,
debido a q existen costas de emersión (se encuentran a mayor altura sobre el
mar a medida q pasa el tiempo) y costas de sumersión (se sumergen
progresivamente). Esto propició q en el siglo XIX cada país decidiese usar de
forma arbitraria una cota cero a partir de la cual se calcularían las distintas
altitudes, a las cuales se denominaron cotas ortométricas
De esta
forma, Alemania optó x Amsterdam, Italia x Génova, Francia y Suiza x Marsella,
y Austria x el mar Adriático. En España se eligió a Alicante como punto de
referencia, debido a q las fluctuaciones de la marea terrestre (la diferencia
del nivel del mar entre la bajamar y la pleamar) era de tan sólo unos 20
centímetros, la menor de toda la península. Una cifra ridícula en comparación
con los 4,4 metros q puede variar, en un mismo día, la fluctuación del nivel
del mar en zonas como San Sebastián
El punto cero
sobre el nivel del mar está a pocos metros del ayuntamiento alicantino, en la
base de la escultura de Ícaro, junto a las escalinatas del puerto deportivo. La
primera medida (Nivel de Precisión) q se determinó está muy próxima, se encuentra
en el primer peldaño de las escalinatas del Palacio Barroco del
Ayuntamiento de Alicante. Allí hay un cartel explicativo y un clavo de bronce
indica el “datum altimétrico: 3,409 m (NP1)”
A partir de
ahí se fueron calculando, con la ayuda de las líneas de ferrocarril, el resto
de las altitudes de todo el territorio; a Madrid, x ejemplo, le
corresponde la cota NP26 (652,562 metros). En 1871 se colocó la primera placa
de nivelación y comenzó un proyecto q no finalizó hasta 1966
Este sistema
de medición explica xq en cada estación de tren hay una placa de hierro fundido
en forma de óvalo, de la Dirección General del Instituto Geográfico y
Estadístico, alusiva a la altitud del lugar en relación a la “altura sobre el
nivel medio del mediterráneo en Alicante”
Una última
curiosidad, el punto más bajo de nuestro país se encuentra en la mina de
“Las Cruces”, ubicada en Gerena (Sevilla), a 160 metros bajo el nivel del mar.
En León, contamos con varias de estas placas; una de ellas está en la estación de
tren antigua, con la cota NP123 y 824,4 metros sobre el nivel del mar Mediterráneo
en Alicante y otra en la catedral con 839,6 metros