Danzas
elegantes y tradicionales, de colorismo oriental, pero a la vez sombrías,
enmarcaron el tono compungido del mensaje inicial de un espectáculo contenido,
q buscó la empatía con el mundo y de alguna forma pidió cierta reciprocidad.
Hubo incluso un minuto de silencio x las víctimas del Covid. Fue un
espectáculo emotivo x lo q se sabía más q x lo q se transmitió. No se
escucharon apenas aplausos, en un signo de lo insólito de estos Juegos. Menos
de mil invitados compuestos de autoridades y dignatarios presididos x el emperador
Narahito y el máximo mandatario del “COI”, Thomas Bach ocuparon
los palcos y gradas de un estadio con capacidad para 68.000 espectadores.
Sensación extraña, marca de estos Juegos convertidos en una lucha agotadora
contra la adversidad
Naomi
Osaka, el símbolo del deporte de Japón, la tenista q recientemente se apeó de Roland
Garros para no tener q hablar ante los medios ni hacer frente a su
inseguridad, se encargó de encender un pebetero protegido x una cápsula abierta
como una flor y cuyo conjunto pretendía evocar al monte Fuji
Último
acto de una ceremonia desigual, q remontó tras un inicio tan apagado q en
ocasiones, en los momentos de silencio en el recinto, podían oírse los
ciudadanos reunidos en el exterior del Estadio Olímpico de Tokio. No se sabe si
protestaban x los Juegos, los más caros de la historia, o para ver algo, lo q
fuera. La presencia de los atletas, en un desfile bombeado x música de
videojuegos japoneses, aparentemente muy populares allí, debía cambiar el tono
de la ceremonia. Apenas lo logró. Prevaleció la sensación de entusiasmo
ficticio
El
deporte mundial se ha acostumbrado a los partidos con las gradas vacías, pero
faltaba auscultar las emociones en unos Juegos. Y se diría q una ceremonia sin
público pierde absolutamente toda su esencia. Quizá x eso la coreografía
completa planteada x el Comité Organizador japonés resultó tan minimalista como
un haiku, carente de grandilocuencia. Como si fuera su manera de mostrar sus
respetos x las pérdidas humanas en los tiempos de pandemia universal. Lo más
imponente, en el tramo final, el uso de 1824 drones dibujando la Tierra
en suspensión sobre el estadio; lo más divertido, los pictogramas
representando todos los deportes
Los
atletas hicieron su parte en tratar de dotarle al día de dicha olímpica. Con o
sin espectadores, es la cita cumbre de las carreras deportivas de la mayoría de
ellos. Ufanos todos ellos en el desfile y en los saludos dirigidos
inevitablemente a las cámaras. Las delegaciones parecieron en general más
reducidas de lo habitual (excepto la de EEUU), signo de los tiempos
España
compareció x primera vez con un tándem, con Saúl Craviotto y Mireia
Belmonte como abanderados. La nación de Tonga, como en las tres últimas
ediciones, desfiló liderada x el aceitado Peta Taufatofua, de taekwondo. Y
los rusos, sin derecho a himno y bandera x el dopaje de Estado, concurrieron
detrás de la bandera del Comité Olímpico Ruso. ROC, recuerden las siglas
Las
palabras del emperador y el encendido del pebetero pusieron x fin en marcha
unos Juegos q se han hecho esperar como ningunos. Buscando el hilo conmovedor,
los últimos relevistas antes de Osaka fueron viejas leyendas del deporte
japonés, beisbolistas en su mayoría, y niños q vivían en la zona de Fukushima
cuando el devastador terremoto del 2011. Japón sacó a pasear sin pudor todos
sus demonios. La emoción se persiguió también con el espacio para música
popular y global en la canción de “Imagine”, de John Lennon, interpretada x
distintos artistas como Alejandro Sanz
Japón
suspira ahora x una tregua de la implacable pandemia, q el sudor y la
competición y las medallas frenen mágicamente el avance del virus. Casi un
centenar de acreditados han dado ya positivo y se teme q perdure la progresión
actual. La incertidumbre, pues, planea aún sobre la cita de Tokio, q de una
forma u otra se propone llegar a la meta del 8 de agosto. Cabe empatizar
con su infortunio
“Más
rápidos, más altos, más fuertes y juntos”, dice el bonito lema de estos Juegos.
Y los más difíciles, sin duda. Necesita Tokio q le acompañe de una vez la
esquiva suerte