Coloridos
y blanditos no son más que juguetes sensoriales y antiestrés de silicona q
causan sensación en recreos y columpios. Parecen cubiteras y suelen costar
menos de diez euros. Su uso es bien simple y, de hecho, recuerda a ese placer q
se experimenta al explotar el embalaje de burbujas de plástico
Tienen
dos caras con un relieve de semiesferas q cambia: al apretarlas con el dedo las
bolitas se aplanan y emergen en el otro lado del juguete. No sólo son
gustosos al tacto, sino q el sonido q hacen al utilizarse puede resultar ASMR (autonomous
sensory meridian response o respuesta sensorial meridiana autónoma, (como
unas “cosquillas cerebrales”) a algunos adultos
Los “pop
it” forman parte de los conocidos como “fidget toys” o juguetes
antiestrés, pensados para manipular, ya sea girando, presionando o estrujando.
Nacieron para “autorregular el estrés y la ansiedad en niños con hiperactividad
o TDAH, déficit de atención, problemas de concentración, autismo, etc”, como
define la juguetería inclusiva “Hop Toys” en su web, pero su uso se
ha extendido a todo el público
Otros
juguetes q entrarían en esta categoría de “fidget toys” serían ese
muelle de colores fluorescentes q tanto gustó en los 90 o tubos flexibles
q adoptan diferentes posiciones
Dicen
q si haces pop, ya no hay stop. Basta teclear “pop it” en “Amazon” para
q la popular tienda online arroje más de 4.000 resultados, x poner un ejemplo,
aunque pueden encontrarse en multitud de jugueterías y bazares, tanto físicas
como online
La
popularidad de estos juguetes se ha disparado en España desde finales de 2020, aparte
de x el boca-oreja, los “pop it” se han convertido en un fenómeno de “TikTok”,
q ha convertido a estos artilugios en un accesorio viral para adolescentes y
jóvenes