https://www.youtube.com/watch?v=aVXpBqj67BY
Dijo San
Agustín q “la medida del amor es amar sin medida”. No existen límites ni
imposibles. Hoy hablaré de otra demostración de amor muy emotiva: la de un
japonés q ha cultivado un inmenso jardín de flores para q su esposa invidente
pudiese olerlas
A través del
blog “Distractify” viajamos
hasta Japón, concretamente hasta Shintomi, en la prefectura de Miyazaki. Allí
es donde viven el señor y la señora Kuroki, dos granjeros de avanzada edad, rodeados
de un océano de flores rosas q atrae a más de 7.000 visitantes cada año.
No es un espacio público, sino el jardín de su domicilio particular. Una
preciosa alfombra q el señor Kuroki decidió elaborar cuando la ceguera, además
de robar la vista a su esposa, le dejó también sin sonrisa
La historia q
conduce a la maravilla q acabas de ver en el vídeo de YouTube comienza en 1956,
cuando la pareja recién casada decidió trasladarse a ese hogar. Tuvieron dos
hijos y vivieron felices durante varios años, hasta q la salud de la señora
Kuroki se deterioró. Unos problemas de vista derivados de su diabetes se
agravaron hasta dejarla completamente ciega. Fue un durísimo golpe para toda la
familia
La mujer,
deprimida, se volvió huraña y se recluyó en el interior de su casa,
negándose a salir más allá de lo estrictamente necesario. El señor Kuroki
no podía soportar ver el sufrimiento de su amada y comenzó a cavilar, buscando
maneras de animarla. Fue así como apareció en su mente uno de los regalos q
todo enamorado ha hecho alguna vez: flores. Pero Kuroki sabía q no bastaría un
ramo. Necesitaría muchas, muchísimas flores
Kuroki empezó
a plantar semillas de “shibazakura”, una especie marcadamente aromática. Pronto
comprobó q el olor de las flores atraía a su esposa hacia el exterior y se
afanó en su tarea: no paró de trabajar durante dos años, hasta cubrir
totalmente de rosa su jardín. Y así es como ha logrado sacar de la depresión y
del encierro al amor de su vida, q como puedes observar en las imágenes vuelve
a sonreír a diario. Desde luego, le sobran motivos para hacerlo