jueves, 18 de febrero de 2016

HueLe a aMoR…


https://www.youtube.com/watch?v=aVXpBqj67BY

Dijo San Agustín q “la medida del amor es amar sin medida”. No existen límites ni imposibles. Hoy hablaré de otra demostración de amor muy emotiva: la de un japonés q ha cultivado un inmenso jardín de flores para q su esposa invidente pudiese olerlas

A través del blog “Distractify” viajamos hasta Japón, concretamente hasta Shintomi, en la prefectura de Miyazaki. Allí es donde viven el señor y la señora Kuroki, dos granjeros de avanzada edad, rodeados de un océano de flores rosas q atrae a más de 7.000 visitantes cada año. No es un espacio público, sino el jardín de su domicilio particular. Una preciosa alfombra q el señor Kuroki decidió elaborar cuando la ceguera, además de robar la vista a su esposa, le dejó también sin sonrisa

La historia q conduce a la maravilla q acabas de ver en el vídeo de YouTube comienza en 1956, cuando la pareja recién casada decidió trasladarse a ese hogar. Tuvieron dos hijos y vivieron felices durante varios años, hasta q la salud de la señora Kuroki se deterioró. Unos problemas de vista derivados de su diabetes se agravaron hasta dejarla completamente ciega. Fue un durísimo golpe para toda la familia

La mujer, deprimida, se volvió huraña y se recluyó en el interior de su casa, negándose a salir más allá de lo estrictamente necesario. El señor Kuroki no podía soportar ver el sufrimiento de su amada y comenzó a cavilar, buscando maneras de animarla. Fue así como apareció en su mente uno de los regalos q todo enamorado ha hecho alguna vez: flores. Pero Kuroki sabía q no bastaría un ramo. Necesitaría muchas, muchísimas flores


Kuroki empezó a plantar semillas de “shibazakura”, una especie marcadamente aromática. Pronto comprobó q el olor de las flores atraía a su esposa hacia el exterior y se afanó en su tarea: no paró de trabajar durante dos años, hasta cubrir totalmente de rosa su jardín. Y así es como ha logrado sacar de la depresión y del encierro al amor de su vida, q como puedes observar en las imágenes vuelve a sonreír a diario. Desde luego, le sobran motivos para hacerlo