El tiempo no pasa x Fray Perico y su borrico. 40
años después de q el libro de Juan Muñoz Martín se alzase con el premio “Barco
de Vapor” en su segunda edición, la historia de este fraile sigue estando
de máxima actualidad. Tanto, q la obra ha sabido adaptarse a los tiempos y en
el aniversario de su lanzamiento se ha colado en redes sociales convirtiéndose
en “Trending Topic” en “Twitter”
Muchos recuerdan a este fraile con el
q crecieron varias generaciones de españolas convirtiendo el libro en el más
vendido de la editorial. Recuerdan sus andanzas, recuerdan la llamativa portada
del libro (q no ha cambiado con el paso del tiempo) y... ¿recuerdan su
arranque? ¿Sus primeras palabras?
En un ejercicio de nostalgia, he
vuelto a la estantería de nuestra infancia y he abierto el libro x la primera
página para recordar cómo nos enganchó la historia. Así empieza Fray
Perico y su borrico:
Pues señor: esto eran veinte frailes q
vivían en un convento muy antiguo, cerquita de Salamanca. Todos llevaban la
cabeza pelada, todos llevaban la barba muy blanca, todos vestían un hábito
remendado, todos iban en fila, unos detrás de otros, x los inmensos claustros
Si uno se paraba, todos se paraban: si
uno tropezaba, todos tropezaban: si uno cantaba, todos cantaban. Daba gusto oírlos
trabajar. Uno serraba la madera, otro pelaba las patatas, otro cortaba con las
tijeras, otro golpeaba con el martillo, otro escribía con la pluma, otro
limpiaba la chimenea, otro pintaba cuadros, otro abría la puerta, otro la
cerraba
Kikiriki, cantaba el gallo: todos los
frailes se levantaban, se estiraban un poquito y bajaban a rezar. Tan, tan,
tocaba la campana fray Balandrán; los frailes corrían a comer o a contar o a
trabajar. Todos rezaban juntos, estudiaban juntos, abrían y cerraban la boca
juntos