lunes, 1 de agosto de 2016

FoToSíNTeSiS aRTiFiCiaL…


La perforación del suelo para encontrar combustible, incluida su versión más moderna del fracking, podría tener una primera alternativa real. La respuesta no estaría en el viento, sino en el cielo. Ni siquiera en la energía solar como tal, q hoy proporciona resultados limitados y costosos para las abundantes necesidades humanas, sino en un mejor aprovechamiento mediante su transformación en combustible líquido. Tan sencillo (y complejo) como imitar el proceso de fotosíntesis de las plantas

No es difícil imaginar la revolución q supondría la capacidad de generar energía limpia de esta forma en cantidades industriales. Para empezar, un abaratamiento q integraría a los países en vías de desarrollo y el principio del fin de la amenaza del cambio climático, con un CO2 sin impurezas. La dimensión del cambio se completaría con una transformación del concepto mismo de su fabricación y distribución, q pasaría de una producción centralizada (para su posterior reparto), como la del petróleo, a otra local, con el consiguiente vuelco a la geopolítica del Planeta

El paso decisivo lo acaban de completar científicos de la Universidad de Harvard. Primero fue la creación de una hoja artificial, capaz de reproducir artificialmente el fenómeno q con naturalidad llevan a cabo las plantas. Hasta ahora, este tipo de hojas habían permitido convertir la luz natural en hidrógeno y fabricar pilas de combustible

El éxito ha llegado ahora con el diseño y puesta en práctica de un sistema definitivo para convertir la energía solar en un combustible como el isopropanol. Se trata de un alcohol incoloro q puede usarse como combustible, similar al etanol o la gasolina. Se separa del agua utilizando sal. El trabajo continuado ha permitido además q el nuevo método alcance una eficiencia del 10%, muy x encima del 1% q los científicos atribuyen al de las plantas. Una mejora del catalizador y la incorporación de una bacteria han permitido completar y perfeccionar el ciclo

El sistema facilita q a partir de los rayos de sol q recibe la hoja, como si de una placa solar se tratara, entre en acción después el catalizador, q divide el agua generada en hidrógeno y oxígeno. La combinación del dióxido de carbono resultante y el hidrógeno, q mediante una enzima (proteína) se transforma en protones y electrones, se termina convirtiendo en biomasa gracias a la intervención de la Ralstronia eutropha, una bacteria ya bien conocida en los laboratorios dedicados a este fin

Aunque el combustible líquido resultante en el experimento es el isopropanol, el logro del objetivo abre las puertas a la generación de otras muchas sustancias. X ejemplo, biocombustibles como el isobutanol, o la molécula PBH, q se podría usar para la fabricación de plástico biodegradable

La primera demostración de la llamada hoja artificial, u hoja biónica, hecha de silicona, tuvo lugar hace casi cinco años, a cargo de un equipo de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Harvard, liderado x el profesor Daniel Nocera. Pero han sido sus dos años de trabajo con Pamela Silver, catedrática de Bioquímica y Biología de Sistemas de la misma institución, los q han conducido al éxito. El trabajo acaba de ser publicado en la Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), la revista oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos


X el camino han quedado problemas q, como en toda investigación, demandan tiempo y esfuerzo. Fue necesario crear un nuevo catalizador, hecho de una aleación de cobalto y fósforo, q permitiera ganar en eficiencia sin producir efectos nocivos en el oxígeno q necesitan las especies. De ello da fe Peidong Yang, profesor de Energía y Química de la californiana Universidad de Berkeley. Chino de nacimiento y nacionalizado estadounidense, Yang recibió el año pasado el prestigioso premio MacArthur, q se otorga a los “genios” de la ciencia, precisamente x su investigación decisiva para transformar la energía solar en combustible. A ese trabajo hay q sumar el q llevó a cabo, mediante la nanotecnología, para perfeccionar la hoja artificial, incorporando unos filamentos conductores a imagen y semejanza de los de las plantas