Pues
x fin llegó el día, ese día q no sabíamos cuántos íbamos a ser para ir a
visitar a Sergio a Navascués, provincia de Navarra… Y cuando x fin supimos los
q íbamos a ser, Lauris y yo, el viaje comenzó con una pequeña polémica, jajaja,
y nuevamente x el mismo monotema q siempre le preocupa a Sergio… ¡La comida! Esta vez el producto destacado
fue la cecina, q tiene el gusto de unirse al selecto club de la salchicha
prefabricada, los espaguetis de la discordia y el jamón york campestre… ¡Bienvenido
taco de cecina de 10 euros/kg!
Más
adelante contaré la odisea con el taco de cecina, pero vayamos x partes…
Salimos de León a eso de las 18:00h, recogí a Lauris x su casa y pusimos rumbo
a Navarra. Tengo q decir q Lauris es sensacional, una amiga con la q puedes
hablar de cualquier tema, te escucha, te entiende… Es una buena copilota,
siempre está contando cosas y eso se agradece xq el viaje se hace más ameno. ¡Te
quiero siempre a mi lado cuando viajemos! Jajaja
Ella
me conoce y sabe cuales son las normas cuando viajamos… Al ser un trayecto “corto”,
lo hicimos del tirón, no estuve cansado ni nada x el estilo, pero queríamos
llegar cuanto antes a ese lugar en el q Sergio lleva unos cuantos meses trabajando,
donde es feliz viviendo uno de sus sueños, trabajar en la selva de Irati
El
trayecto como ya he dicho fue muy ameno, estuvimos hablando todo el rato y esta
vez fui a 120 km/h, cosa q Lauris no me dijo nada, pero estoy seguro q
agradeció, jajaja. Nos dio tiempo también para hablar con Olguis, q esta vez no
pudo venirse junto con Manu a disfrutar de este precioso viaje, pero estoy
seguro q cuando organicemos otro, se vienen seguro :)
Llegamos
a eso de las 22:30h, tras mas de cuatro horas x autovía, el ultimo tramo hasta
llegar a Navascués fue x nacional, pero la carretera era buena y no se hizo
largo el trayecto. Sergio nos esperaba a la entrada del pueblo para indicarnos
donde debíamos aparcar… Allí estaba, esa sombra ensotanada esperando a sus
amigos del viejo Reino de León, jajaja
Cuando
aparcamos, nos abrazamos efusivamente, era la primera vez q alguien le iba a
visitar (espero q esto lo tenga en cuenta en un futuro, gracias) y de ese
abrazo tan efusivo, me volvió a doler la costilla (creo q la lesión permanece
ahí, gracias, señora Burón). El lugar cuando levantamos la vista era como
viajar en el tiempo a los años 60… Como a un pasado devastado x una catástrofe nuclear…
Esos pequeños bloques semi abandonados, rodeados x multitud de gatos (creo q en
esa explanada de parking había como unos doce gatos), con las ventanas tapiadas
x chapas metálicas y las fachadas con agujeros como si allí se hubiese vivido
una batalla campal… De primeras nos sorprendió el lugar, pero es el q Sergio ha
elegido para vivir…
La
entrada al portal, con esas puertas abiertas de par en par, hacía q los gatos
campasen a sus anchas x el lugar… El olor era asqueroso, a orines de gato… Sin
luz en las escaleras, subimos las maletas con la ayuda de la linterna del “Xiaomi”
de Sergio, jajaja. Ya en el piso, tenemos q decir q era grande, austero, y q
con un poco de gusto decorándolo, estaría muy chulo. Había muchas moscas, según
Sergio de la fruta, es probable, había bastante comida en la encimera de la cocina
Como
no teníamos hambre todavía, y eso q eran casi las 23:00h, salimos a pasear x el
pueblo, para ver como era el lugar donde vivía Sergio. El lugar es muy pequeño,
sin nada q hacer en kilómetros a la redonda… El ultimo superviviente podría
hacer un reportaje sobre la gente q vive en estos pueblos, jejeje, ya q el
pueblo más grande y cercano es Sangüesa a unos 36 km
Cuando
volvimos a casa, xq el pueblo es pequeñito, ya nos pusimos a cenar en la cocina
de Sergio. Nos había preparado ensalada de pasta, a la q le había añadido de
todo… Sandia, atún, maíz, guisantes, pimiento, tomate, zanahoria, aceite y sal,
jajaja. Seguro q me queda algún ingrediente más. Fue contundente, pero nos sirvió
para poder llenar el estómago. Decidimos poner todas las camas en una misma
habitación, para dormir en plan comuna. Fue una gran idea, x lo q Sergio, como
buen anfitrión nos cedió las camas y el durmió en un colchón en el suelo. Gracias
Sergio, te agradeceremos siempre ese gesto q tuviste hacia nosotros
Tras
ducharnos en aquella ducha minúscula en la q yo tuve q abrir la puerta para
lavarme el culo, jejeje, nos relajamos un rato en el sofá del salón y cuando x
fin bajamos la cena, nos fuimos a dormir. Caímos como cestos en menos de 5
minutos…