Perico no era un pájaro cualquiera,
era una perdiz con alma de perro. Seguía a Ángel muy de cerca, como
una sombra pegada al pie. Subía y bajaba las escaleras de casa, le acompañaba x
la calle e incluso entraba a la Iglesia. Precisamente allí, tras la misa del
domingo, la vida de Ángel, de 87 años, dio un vuelco: un hombre se
agachó para coger al pájaro en brazos y se desvaneció entre la gente.
"Pensaba q era una broma", relataba Ángel
"Le vi irse a lo lejos y pensé
correr, pero yo estoy muy mayor. Ahora pienso q tenía q haber gritado a algún
joven para q fuera detrás. ¡O darle con la garrota! Si yo llego a saber q se lo
va a llevar le doy media cera. Si a mí con esta edad no me iba a pasar ná". La
denuncia está presentada ante la policía, q todavía no ha dado con el paradero
del ladrón. "He oído q tienen dos pistas pero q no son seguras, q más o
menos creen q saben x dónde vive pero tampoco pueden decir q ha sido él xq no
hay pruebas. Todo el pueblo está volcado conmigo, llevan la foto en los teléfonos
para ver si lo encuentran"
Ángel siente pasión x las perdices
desde pequeño, cuando iba al monte con su hermano. Cuenta q lleva toda la vida
criándolas en casa con una pequeña incubadora, pero q nunca se había encontrado
con uno tan especial. Desde hace tres años, era la mascota de Ángel. "Si
usted lo llega a ver x la calle entre la gente", dice
emocionado. "Iba detrás de mí como un perro. Lo cogían las
mujeres, lo besaban y lo dejaban en el suelo con cuidaico. Y yo le decía
“vámonos Perico” y no se despistaba de mí. Me metía en cualquier parte y
él detrás. Me sentaba en la puerta de la Iglesia y le decía "Perico,
sube", y se ponía a mi lado. Lo entendía todo. Dice la gente q este pájaro
era único"
En casa, Perico no quería hacer vida
con el resto de perdices. "Lo tenía en el patio con otros dos y nunca se
juntaba con ellos. Con los otros no quería amistad". Volaba igual q las
perdices del monte, pero nunca intentó marcharse. "No hacía acción de irse
xq me tomó un cariño q no quería más q estar conmigo. Corríamos x la casa, para
arriba x las escaleras y luego para abajo. Me sentaba en el sofá, daba un
vueltecico y se subía a la mesa para estar conmigo"
Su historia ha llegado lejos. Le han
llamado de Barcelona, Valencia, Albacete, Toledo... Y de Jaén, desde donde
Julia le ha hecho llegar tres nuevas perdices. "Quiero el mío",
reconoce Ángel. "Pero como me gustan tanto los pájaros, yo estoy muy
contento con la señora"
Con el paso de los días, ha perdido la
esperanza de encontrar a su mascota, pero apela a la conciencia del ladrón:
"Q lo deje en la Iglesia. Tiene la denuncia pero yo no le voy a hacer
nada. Q me lo devuelva. Si le tuviera q dar una propina se la daba"
Pobre hombre, con lo feliz q era con
su perdiz, y va un desalmado y se la roba… ¿Pero en q mundo vivimos? Ah sí, en
el país de apropiarse de lo ajeno, España… Esperemos q aparezca…