sábado, 20 de febrero de 2021

¿XQ HaY PeRSoNaS FRioLeRaS Y oTRaS CaLuRoSaS?...


 Es un hecho q existen personas más resistentes al frío q otras: hay a quien una simple brisa le eriza toda la piel y no pasa sin tener un jersey a mano; y quien incluso tras la borrasca Filomena se tiró en bañador a la nieve. Pero las razones detrás de la divergencia entre los “frioleros” y los “calurosos” siguen sin estar del todo claras. Ahora, investigadores del “Karolinska Institutet” en Suecia pueden haber encontrado la razón: la mutación de un gen y la falta de la proteína α-actinina-3. Los resultados acaban de publicarse en la revista “The American Journal of Human Genetics”

Los músculos esqueléticos comprenden fibras de dos tipos: de contracción rápida (blancas), q permiten realizar grandes esfuerzos en muy poco tiempo, pero q se fatigan rápidamente; y las de contracción lenta (rojas), q aguantan mejor las actividades menos exigentes, pero continuadas en el tiempo, ya q son más resistentes a la fatiga. Los investigadores se dieron cuenta de q la proteína α-actinina-3, q se encuentra solo en las fibras de contracción rápida, está ausente en casi el 20% de los seres humanos actuales (casi 1.500 millones de personas) debido a una mutación en el gen q la codifica. Y la falta de esta proteína les hace más resistentes al frío

“El estudio sugiere q las personas q carecen de α-actinina-3 son mejores para mantener el calor corporal y, en términos de energía, para soportar un clima más duro, pero no ha habido ninguna evidencia experimental directa de esto antes”, dice Håkan Westerblad, profesor de tecnología celular fisiología muscular en el Departamento de Fisiología y Farmacología del Instituto Karolinska y autor principal del estudio. “Ahora podemos demostrar q la pérdida de esta proteína da una mayor resistencia al frío y también hemos encontrado un posible mecanismo para esto”

Para el estudio, se pidió a 42 hombres de entre 18 y 40 años q se sentaran en agua fría (14 ° C) hasta q su temperatura corporal descendiera a 35,5 ° C. Durante la inmersión en agua fría, los investigadores midieron la actividad eléctrica muscular con electromiografía (EMG) y tomaron biopsias musculares para estudiar el contenido de proteínas y la composición del tipo de fibra

Los resultados mostraron q el músculo de las personas q carecen de α-actinina-3 contiene una mayor proporción de fibras de contracción lenta y q, al enfriarse, pudieron mantener su temperatura corporal de forma más eficiente. Así, en lugar de activar las fibras de contracción rápida, lo q provoca un estremecimiento (o los conocidos escalofríos, q ayudan a mantener el calor al hacer trabajar al músculo), aumentaron la activación de las fibras de contracción lenta q producen calor al aumentar la contracción (el tono muscular) de la línea de base. Es decir, parecían conservar el calor no al temblar, sino al tensar los músculos, aumentando temporalmente el tono muscular

“La mutación probablemente dio una ventaja evolutiva durante la migración a un clima más frío, pero en la sociedad moderna actual esta capacidad de ahorro de energía podría aumentar el riesgo de enfermedades de la opulencia (como la obesidad y la hipertensión), q es algo a lo q ahora queremos dirigir nuestra atención”, afirma Westerblad. En concreto, esta estrategia pudo ser de ayuda cuando los humanos migraron desde África a otros lugares con climas más fríos

El equipo también investigó acerca de cómo la falta de α-actinina-3 afecta la respuesta del cuerpo al ejercicio físico. “Las personas q carecen de α-actinina-3 tienen menos éxito en deportes q requieren fuerza y explosividad, mientras q se ha observado una tendencia hacia una mayor capacidad en estas personas en deportes de resistencia», explica