Zaha Hadid (Bagdad,
1950), ha muerto este jueves en Miami a los 65 años de edad, hizo historia
antes de comenzar a construir. Era internacionalmente famosa x sus dibujos
neoconstructivistas cuando Rolf Fehlbaum, el dueño de la empresa alemana de
mobiliario Vitra, le dio la oportunidad de levantar su primer edificio: la
estación de bomberos de su fábrica. Corría el año 1994. Una década después,
obtenía el premio Pritzker (2004) y con él comenzaba una de las carreras más
fructíferas de la profesión. Las más notable en manos de una mujer
Iniciaba, así, la triple carrera de obstáculos de
tratar de construir un ideario, de hacerlo siendo mujer y de intentar levantar
edificios emblemáticos en su patria de adopción, el Reino Unido. No fue fácil.
Hadid llegó a ganar concursos, como la Ópera de Cardiff en Gales, q finalmente
le encargarían a Norman Foster.
Supo resistir. Se convirtió en una excelente diseñadora capaz de aplicar su talento a joyas, muebles,
zapatos, bolsos, barcos o la ropa con la que se vestía
Cuando en
2003 inauguró su Centro de Arte en Cincinnati (Ohio) (su primer proyecto
norteamericano) el mundo arquitectónico observó con lupa cómo había sido la
transformación de los planos de la rompedora arquitecta de papel a las tres
dimensiones de la realidad. Salió airosa del juicio pero entendió q la
exigencia con ella era mayor y decidió arriesgar más. “Tratando de romper los
límites de la arquitectura” hablaba de convertir los edificios en paisaje y de
repensar los límites físicos de las construcciones
Lo hizo con
el MAXXI de Roma en 2010 y con la Opera de Guangzhou el mismo año. X esas
fechas concluyó una de sus obras más conmovedoras, el colegio Evelyn Grace en
Brixton, un lugar donde alumnos con un futuro poco prometedor estudian en uno
de los mejores edificios de la capital británica
En Baku
(Azerbayán), Hadid y su equipo levantaron el centro cultural Heydar Aliyev q
abrió una vía de vanguardia para la transformación de la ciudad, al tiempo q la
asociaba a la dinastía vitalicia q ostenta el poder. Tras firmar el Centro
Acuático para las olimpiadas de Londres (2012) y dejar una versión sobria de su
marca artística en su ciudad, Hadid fue llamada a trabajar en Oxford, donde
levantó un edificio en el St. Anthony’s College. Tenía entre manos la
renovación del frente marítimo de Estambul y el diseño de un estadio para Qatar
2022
Una torre en
Moscú y un puente en Taiwan. Si durante años su campo de actuación fueron los
museos (su obra no construida se valoraba x su aportación artística) durante
las últimas décadas parecía querer reinventar el mundo. Su estudio no hacía más
q crecer, a punto de trasladarse a las oficinas del antiguo Design Museum,
junto al Támesis, manejaba proyectos en todos los continentes del mundo
En las numerosas entrevistas q Zaha Hadid concedió a varios
periódicos, tres cuestiones aparecían en su discurso de manera recurrente. De
un lado el selecto club: “Nunca seré como ellos. No navego, soy musulmana y soy
mujer”. Hablaba de la falta de apoyo de sus colegas arquitectos ante
injusticias como la de la Ópera de Cardiff. Sólo Richard Rogers inició una
protesta pública
El tercer asunto de su ideario era como un mantra. No
se cansaba de repetirlo: era fundamental siempre y en todo momento romper los
límites de la arquitectura. Se refería a los límites físicos, formales, y justo
es reconocerle q ella lo consiguió. También dejó saldadas las otras dos
cuestiones. En el mundo árabe su trayectoria hizo q muchas mujeres quisieran estudiar
arquitectura. Puede q no navegara, como tantos arquitectos, pero está claro q
hace ya años q pasó a pertenecer al club
Fue en Miami
ayer x la noche tras hospitalizarse por una bronquitis, cuando sufrió un ataque
al corazón. En España, el Pabellón-puente de Zaragoza se levantó con la leyenda
de q Hadid nunca estuvo allí. La otra cara de la moneda, el Pabellón López de
Heredia, es una de las joyas más preciadas de la bodega riojana. Esa dualidad
resume la leyenda q una muerte como está no hará más q agrandar
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